Bride (MarkIl)

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La lluvia caía torrencial sobre el territorio de los lobos, obligándolos a refugiarse en sus casas con sus cachorros y rogar porque aquello no les costara sus sembríos y el rio no se desbordara e inundara todo a su alrededor.

Los guardias más cercanos al líder de manada, sin embargo, estaban fuera en una misión de rastreo que había resultado en un éxito absoluto. Arrastraron por los caminos de piedras y tierra al omega del líder de manada, las ropas las llevaba desgarradas y sucias por la lucha física que significó el mantenerlo bajo control sin lastimarlo y sus labios sangraban por la deshidratación.

TaeIl había corrido por el bosque durante dos largos días y aun así había sido rastreado con demasiada facilidad por los guardias, siendo arrastrado nuevamente a los brazos de un alfa que no lo amaba en lo absoluto.

Algunas personas miraban por las ventanas con semblantes preocupados o simplemente con una mueca de disgusto que dejaba en claro como se sentían respecto a la actitud de la pareja de su líder. TaeIl fue un regalo, un objeto para llegar a un fin. Mark era el fin.

Por eso, cuando sus pies volvieron a pisar los bellos pisos de la casa principal de la manada, y fue empujado por el hombro para caminar hacia el comedor donde Mark se encontraba cenando cómodamente, sintió como si una bofetada le fuese propinada con mucha fuerza.

"Lo encontramos cerca del límite del territorio, señor" dijo uno de los soldados más fieles "ha dado un poco de pelea, casi ha logrado escapar."

"Déjenme solo con mi omega" ordenó Mark mientras dejaba los cubiertos de lado y limpiaba sus labios con una servilleta de tela "¿deberé repetirlo?"

Ninguno dio una respuesta verbal, mirándose unos a otros y luego haciendo una ligera reverencia antes de salir del comedor y cerrar las puertas a sus espaldas, dejando a la pareja en total silencio y soledad. TaeIl ignoró la mirada insistente del menor y permaneció mirando sus pies descalzos ennegrecidos por la tierra y los harapos en los que se habían convertido las finísimas ropas con las que el alfa lo vestía.

"Te dije que si escaparas, no te dejaras encontrar" le recordó y el mayor saltó en su lugar cuando una mano de Mark golpeó la superficie de la mesa "¿A qué estás jugando, TaeIl?"

El mayor tembló y le dio la espalda al más joven, ignorando sus palabras. Había luchado para poder llegar cerca de los limites, tuvo que pasar hambre y sed y aun así estaba de vuelta allí. Con ese alfa que lo calentaba como una brisa de verano... que lo hacía sufrir como el peor de los infames.

"Desvístete" el tono exigente provocó un espasmo en el cuerpo de TaeIl que luchaba para no obedecer.

"No."

"Te di una orden... no me obligues a tomar otro tipo de medidas" el corazón le saltó contra el pecho y giró el rostro únicamente para ver a Mark recostado sobre el respaldo de la silla, esperando pacientemente para que comenzara con lo que se le había indicado.

"¿Por qué me haces esto?" murmuró bajo el omega sin recibir ningún tipo de respuesta. Tragó el nudo que se formaba en su garganta y sus manos se dirigieron hacia la tela de sus hombros, deslizándola lentamente de ambos lados hasta dejar que cayera sobre el suelo. Lo mismo pasó con sus pantalones y ropa interior que quedó desperdigada sobre el suelo impoluto.

Mark colocó su dedo índice sobre sus labios, deslizando su mirada sobre el cuerpo contrario y luego mirando hacia las ventanas en donde un rayo se había proyectado con mucha claridad.

"Ve al baño, Seulgi se encargará del agua y te quitarás el lodo que llevas encima. Cuando llegue a la habitación te quiero desnudo y te comportarás porque no quiero explicarle al consejo la razón de que no te azotara en este mismo instante por deslealtad."

Lemon CreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora