Breathin (TaeDo)

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El pequeño departamento olía a café instantáneo y el tocadiscos que se encontraba en una esquina de la sala se había apagado al igual que las luces del humilde edificio. La humedad se filtraba por las paredes viejas mientras las gotas de agua impactaban contra las ventanas y el tragaluz que se encontraba en el techo del lugar en la cima de la edificación.

Suaves siluetas se movían de un lado para otro con las manos sujetas y sonrisas que eran escondidas por las sombras. TaeYong era quien guiaba los pasos de baile de la melodía más silenciosa del mundo y DoYoung quien los seguía sin protestar, dejándose llevar por la cálida sensación del amor y la felicidad.

Había miles de cosas en el mundo que parecían palidecer en valor cuando los pesaba en una balanza con el amor que había encontrado en los brazos del mayor; el dinero, la ostentosidad, los lujos no tenían un significado en su pequeño diccionario donde había etiquetado miles de palabras nuevas con significados únicos que solo se podían entender cuando amabas de verdad.

Podía sonar como un soñador, un tonto que apenas comenzaba a vivir... ¿pero cómo le explicas a la gente que comienzas a vivir cuando encuentras a la persona indicada que hace latir tu corazón de la manera más descontrolaba y maravillosa?

"¿Deberíamos cantar feliz cumpleaños al homenajeado?" preguntó el mayor y DongYoung suspiró demasiado enamorado y sorprendido.

"¿Acaso trajiste una torta de cumpleaños?" preguntó el de cabellos negros, recibiendo una caricia en su barbilla "te dije que no quería nada."

"No seas malagradecido y ven, sígueme que quiero ser el primero en cantarte y darte un regalo el día de hoy" TaeYong tomó su mano y lo guio a través de la oscuridad del departamento, llevándolo hasta la mesa en la pequeña cocina y sacando su encendedor para prender las velas que indicaban su edad actual.

"Está muy bonita" la sonrisa de DoYoung se desbordó y sus ojos se achicaron hasta ser perfectamente adorables "¿cantarás o debo apagarlas ya?"

"Cantaré para ti" respondió TaeYong antes de tomar aire y comenzar con la típica melodía de feliz cumpleaños. Todo estaba oscuro pero la sonrisa íntima que le daba el mayor volvía el mundo brillante y limpio.

DoYoung lo acompañó con las palmas, intentando que nada de lo que estaban viviendo se le escapara de los recuerdos en su mente. Quería poder atesorar cada pequeño pedazo de lo vivido para guardarlo hasta que sus cabellos se volvieran canosos y su cuerpo no fuera el mismo.

"Ahora sí, pide un deseo DoYoung-ah."

El nombrado cerró sus ojos y se imaginó lo más sublime y perfecto que pudo, sin omitir siquiera un solo detalle y luego sopló con fuerza hasta apagar las velas y que las palmas de TaeYong crearan el eco de aplausos por todo el departamento.

"¿Quieres saber que pedí?" preguntó el menor y el pelirrojo negó rápidamente.

"Es de mala suerte, y no quiero que terminemos tan pronto" bromeó y DoYoung le dio una mirada de reproche antes de sentir labios besando los suyos con emoción.

Y se sintió como la primera vez que tímidamente se dieron un dulce beso y el mundo de DoYoung se trasformó en algo más mágico y prohibido.

"Comamos un poco de torta, debes estar cansado de trabajar hasta tarde en el restaurante" DoYoung siempre había sido comprensivo con TaeYong, y esa era una de las cualidades que siempre había movido al mayor a cumplir esos pequeños caprichos de los que jamás hablaba.

Lemon CreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora