Happy Yuta Day

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Apático.

Yuta no se mezclaba con cualquiera, solía tener esa horrible tendencia de mirar al resto por encima del hombro e ignorarlos cuando pasaban al lado suyo. Invertía mucho tiempo en la biblioteca, todos los días escogía un libro al azar y leía las primeras diez hojas antes de desviar su mirada hacia el exterior de los ventanales y pasarse minutos sin nada más que respirar, dejando sus ideas desencadenarse una a una y enlazarse en un punto crítico.

Era como un príncipe que se encerraba a sí mismo en la torre más alta, aspirando ese aroma que emanaba de su propia tristeza.

Y entonces, en medio del silencio en la torre de su castillo llegaba un caballero bastante alto para sacarlo de su ensoñación y llevarlo al mundo real.

"Vine por ti, me dijiste que hoy veríamos una maratón en tu casa" Yuta permaneció con su barbilla sobre su mano, simplemente parpadeando e intentando tocar la realidad con cada fibra de su cuerpo. Le es imposible no sonreír mientras toma sus cosas para salir de la biblioteca.

"Pensé que lo olvidarías" murmuró el japonés y su acompañante ríe como un niño y toma su mano sin pedirle permiso antes, apretándola con cariño.

"Bueno, algo me decía que estarías esperando por mi."

Y no, Yuta no se sonrojó y tampoco negó lo mucho que había esperado porque el coreano apareciese en su campo de visión. Una cita, eso se habían prometido el uno al otro hace un mes atrás.

"Deberíamos ir a comprar algunas botanas. Serán unas largas horas" el viento fuera los golpeó a ambos y Johnny lo atrajo hacia su cuerpo, abrazándolo por los hombros para darle un beso en la coronilla de la cabeza.

"Me había olvidado del beso de saludo."

"No lo hagas en público" se quejó y sus ademanes se volvieron menos defensivos, simplemente dejando que el contrario le hiciera todos los mimos que quisiera.

"Puedo esperar unas cuadras más" bromeó antes de echar a correr sosteniendo la muñeca de Yuta que intentó que bajara la velocidad sin éxito alguno.

Yuta se quedó completamente dormido en el sofá cuando iban por la segunda película y Johnny se cuestionó el levantarlo. Había estado observándolo de cerca esos últimos días, había notado ese desanimo y el aislamiento en el que se había hundido y simplemente no pudo ignorarlo.

Corrió sus dedos suavemente por los pómulos y luego línea abajo hacia los carnosos labios que brillaban pidiendo un beso.

Johnny se inclinó y los mordió antes de depositar incontables besos que sabían a café – cortesía de Yuta cuando se dio cuenta que no tenía siquiera jugos de botella – y a esos dulces que le gustaba dejar escondidos por la habitación de yuta para alegrarle el día.

Los labios del japonés se movieron en respuesta, los parpados aun cerrados mientras intentaba despertar de su siesta.

"Te quedaste tan profundamente dormido" se quejó Johnny cuando por fin su amante parecía más despierto y dispuesto a darle las atenciones que necesitaba "prometiste que las veríamos juntos."

"Lo lamento, no sé en qué momento me quedé dormido" respondió cuando el más alto se separó y retiró los cabellos apenas ondulados de su frente "¿me perdí de mucho?"

"No mucho, estaba bastante aburrido sin ti."

"¿Entonces no estabas prestando atención?" preguntó mientras Johnny se recostaba sobre él, su respiración golpeaba contra el cuello sensible de Yuta que enroscó sus dedos en el largo cabello "Johnny, me estás haciendo cosquillas."

Lemon CreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora