Una semana había pasado desde aquel incidente, mis padres al enterarse de lo ocurrido, no tardaron en pedirle al doctor que me dieran de alta y de que ellos tomaran la responsabilidad de "cuidarme" —habían contratado a dos enfermeras para que me cuidaran las veinticuatro horas del día. —desde mi hogar.
Pronto sabrás lo que era. ¿Qué significaba aquello? Mis pensamientos fueron interrumpidos gracias a que una de las enfermeras entró a mi habitación para revisar si la temperatura que me había dado el día de ayer había cesado.
— Ya no tienes temperatura.
— ¿Qué importa? De igual manera, no puedo salir de mi hogar.
La enfermera me dedicó una sonrisa de lado.
— Escucha, hagamos un pastel. ¿Te apetece la idea?
— No lo sé, Unnie. No creo que en la alacena haya lo necesario para elaborar un pastel.
— Creo que a tus padres no les molestara si voy al mercado. — Guardo el termómetro en el bolsillo de su uniforme mientras una pequeña sonrisa salía de sus labios. — ¿Entonces? ¿Qué dices?
No me vendría mal un pastel de chocolate.
— Bien, pero que sea de chocolate. —Unnie rió, al instante me uní a su risa.
—De chocolate será. —Caminó rápidamente hacia la puerta. — No tardo nada
Y sin más, se fue de mi habitación, pude escuchar como bajaba por las escaleras y salía por la puerta principal. Me tiré boca arriba sobre mi cama con los brazos extendidos, realmente, me aburría mucho aquí, ser hija única apestaba, pero comprendía a mis padres, si no podían con una ¿qué harían con dos o incluso con tres? Mi padre es uno de los abogados más reconocidos en Corea, siempre solicitaban de su ayuda para diferentes tipos de casos y por eso, viajaba bastante y mi madre es una de las cirujanas plásticas más solicitada en Seúl, inclusive hay veces que la llaman desde Busan o Daegu para poder tener la oportunidad de obtener los cientos de servicios que ofrece mi madre.
Mirar el techo y perderme entre mis pensamientos me relajaba lo suficiente como para desestresarme, cerré los ojos tratando de descansar estos mismos. Tenía muchísimo sueño, llevo máximo tres días sin poder dormir lo suficientemente bien, sentí un peso a mi lado; no le di importancia, quizás era el estúpido gato de mi madre.
— ¿Qué estamos mirando?
Me sobresalté y abrí los ojos de par en par al reconocer aquella grave voz, me había caído de nalgas de la cama.
— ¡¿Cómo carajo entraste?!
Jungkook me tendió la mano desde arriba de la cama, dudosa tomé esta y con una fuerza increíble me subió a esta haciendo que me acostara nuevamente a su lado.
— Tu enfermera se le olvidó cerrar con llave la puerta. —El pelinegro se llevó ambos brazos detrás de su nuca. — Joder, que cama más cómoda, ¿cuánto costo? ¿Tres mil won?
Seguía mirando incrédula a Jungkook. Quería asesinarlo pero lo más probable sería que el terminara asesinándome a mí.
— Oye, tranquila. No vine a asaltarte o algo por el estilo. Solo vine a ver como estabas, es solo que a simple vista se ve que no tienes amigos a excepción de la rubia y vine a hacerte compañía.
—Pelirosa. — Le corregí. Y era cierto, JooE se había teñido el cabello de un color rosa que combinaba perfectamente con su tono de piel
— Lo que sea. — Se giró lo suficiente para poder mirarme a los ojos. — El punto es, que estoy aquí para hacer feliz tu miserable vida.
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The girl who cried wolf➳ Jungkook; BTS
FanfictionKim Dae Hei, una joven muy práctica e independiente, conoce a un chico, Jeon Jung Kook, cuyos ojos amarillentos despiertan en ella ecos de una familiaridad no exenta de inquietud. Tras el verano llega el invierno y con él, cambios que no siempre son...