CAPÍTULO XI.-Lo prometo amor...

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-¿Como supiste?-pregunto serio quitando todo rastro de burla de su rostro.

-Soy la bruja más poderosa del mundo-le conteste con un aire de superioridad luciendo una sonrisa burlona, pero lo que recibí de él me dolió en lo más profundo de mi ser, y fue una mirada de completa desaprobación.

-Sonaste igual a una Mikaelson-me recrimino sin dejar de verme a lo que yo solo reí hipócritamente.

-Soy una Mikaelson...-dije con orgullo, aunque había caído en cuenta de que era cierto, me estoy comportando como una Mikaelson, pero eso no me molesto en lo absoluto.

-No, no es cierto, tu no eres así-dijo desviando la mirada, voltee hacia donde el veía y logre ver a una Elena hablar con Stefan, se veían molestos por lo que solo atiné a escuchar su conversación, agudizando un poco mi sentido del oído.

-No quiero hablar más de este tema Stefan, la pelea es entre ustedes, dejen de meterme-exclamó Elena a lo que solo rodé los ojos irritada y voltee a ver a Damon preocupado.

¨Detesto tanto sentir pena por ti¨

Pensé cansada mientras me recargaba en la palma de mi mano viendo hacia el interior del cafe. Segui escuchando la pelea de esos dos mientras Damon hacia lo mismo sin disimular ni un poco.

-Almenos disimula que los escuchas-dije mientras le hablaba a la mesera para pedirle un pedazo de pastel que había alcanzado a ver de la vitrina.

-No puedo-contesto sobando su cara y nos quedamos viendonos-¿Porqué me odias?-me pregunto a lo que solo quise romperle su lindo rostro de un golpe.

-Por tu enfermiza obsesión a las Petrova-repetí lo mismo que le dije a Rebekah sin pensar en lo que podría contestarme y solo negué-y no hablo de mi-afirme antes de que dijera alguna palabra.

-Creí que no recordabas nada-dijo irritado y solo me moleste golpeándolo directo a la nariz, no fue un gran golpe, que sea la bruja más poderosa de todas no me da super fuerza, por lo que creo me dolió más a mi que a él.

-Para tu mala suerte no-le dije levantándome cuando la mesera llego-¿Y sabes que es lo que más me duele?-pregunté con una mirada desolada-que sabiendo mi amor por ti, te aprovechas de mi falta de memoria para vivir feliz con tu adorada Elena-dije dolida pagando lo que había consumido-y eso Damon...no te lo voy a perdonar nunca-dije alejandome de ahí a paso rápido, no quería ni voltear a verlo, no quería siquiera saber si me seguía, aunque sabía que no era así.

Pase rápido por las calles del pueblo hasta que fui jalada a un callejón siendo acorralada por un molesto Damon.

-¿Crees que eso me deja tranquilo?-pregunto serio apretando mis brazos contra la pared.

-Me estas lastimando-dije queriendome soltar y el solo siguió hablando.

-Elena no está conmigo por que me ame...tiene un vinculo señorial-solto la información dejándome sorprendida-Ese maldito vinculo le está confundiendo los pensamiemtos, cree amarme, me obedece en todo, pero no es por que le nazca, es por que siente algo dentro de ella que debe hacerlo-dijo soltandome molesto y se volteo pateando un bote de basura.

-Se lo que se siente-le dije bajando la mirada decaída y el solo volteo decaído-se lo que es amar a una persona con todo tu corazón, y que la otra solo corresponda por algo sobrenatural-dije acomodando mi chamarra.

-La razón por la que...ya sabes no te insisto, es que Esther nos dijo que tu y ese chico...Cody-lo nombró llamando por completo mi atención-son únicos en su especie Audrey, y los únicos en hacer más sin magia-me quedé en shock y solo reí a carcajadas haciéndolo enojar.

Protectora de brujas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora