Capítulo X

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— Disculpe gobernador pero no creo que sea una buena idea – Oí decir a Clara con tono de reproche. – Efectivamente debo abrir la herida para evitar una infección pero...

— No será tanto tiempo. Y la diferencia visible será solo una puntada adicional.

— ¿De cuánto estamos hablando?

— Dos de plata si es necesario.

— No, Mark es mi amigo señor T. me refiero al tiempo.

— Oh, deje me ver... Un mes, poco más tal vez.

— ¡Un mes! Inaceptable, impermisible, va en contra del juramento y todo protocolo médico. En caso de que sí, debe ser menos tiempo.

— Con la ciencia actual no debería ser un problema.

Las conversaciones fluían a mí alrededor más deprisa de lo que podía similar. ¿De quién era esa voz? ¿Hace cuánto salió Allie? ¿Cuándo llegó Joel? ¿De qué discutía T con Clara en plena operación? Si bien mi herida no era suficiente para matarme me había dejado muy agotado, perdí bastante sangre y todo esto me dificultaba el concentrarme.

— Está bien lo haremos. Necesitaré esterilizar.

Entonces aún con la anestesia o quizá por la misma cerré los ojos y me dejé llevar solo un instante, el sudor recorría mi frente ¿O era acaso ese extraño frío?

Hay veces en las que el pánico, el miedo te generan más dolor que cualquier cosa. Pueden ser más destructivos que toda otra emoción o golpe.

— ¡Maldita sea Joel! ¿Es que estás ciego? Todo este tiempo, el problema no fue tu trabajo. Teníamos que actuar como equipo y ¡Tomaste tus propias decisiones!

— Lo siento amor, solo quería lo mejor para nuestra familia.

— Nuestra familia necesitaba un padre en casa, no sabes lo doloroso que es perder a uno, yo no quiero eso para nuestros hijos.

El estar asustados nos suele guiar a las decisiones incorrectas, no porque estas sean malas en sí sino por sus consecuencias.

­— No sabes cuánto me alegra el habernos quedado aquí estas horas. – Dijo Allie. – De otra forma no nos habrías encontrado. Pensar en lo que te habría pasado...

Sin embargo también pasa que por no escuchar a nuestros temores y actuar en forma valiente terminamos como estúpidos, heridos o expuestos al ridículo.

— Ya está dentro. Pero si siente muchas molestias tendremos que retirarlo pronto.

Otras veces optamos por la cautela permaneciendo atentos a la menor señal de dificultades a fin de escapar o buscar refugio.

— Mark, uno ama solo una vez en la vida. Lo demás son juegos o demostraciones de afecto. Pero un gran amor es único. No lo digo por ti, solo ten cuidado de no retirar tus cartas de la mesa cuando Allie lo haya apostado todo.

Pero tarde o temprano despertamos el coraje en nuestro interior si fuimos temerosos por ya bastante tiempo.

— ¿Cuánto tiempo?

— El que sea necesario para cada caso. – Me respondió T.

O aprendemos a discernir entre nuestros impulsos de osadía, tozudez e idiotez.

...

Pero ese no era mi momento. Y fue por miedo que me desmayé durante la operación. Ese mismo miedo fue lo que me despertó una vez más recordando cómo la hoja de metal se habría paso entre mi piel. ¿Fue acaso por miedo que decidí quedarme con Allie y dejar este trabajo? Decido no pensar en ello, la tomé entre mis brazos y volvimos a dormir.

Una hora más tarde Allie me despierta con un beso. Son las seis de la mañana pero debo levantarme pues este día es importante, inicia mi última semana de trabajo formal en la tarea encomendada por mi amigo el señor T. Estudiaré a el último sujeto, un Canciller, Roger.

Realmente dormí mal pero no se lo digo cuando ella me pregunta, hago un esfuerzo por no dejar caer mi rostro en el tazón de cereal mientras desayunamos juntos. Hablamos de sandeces y reímos en su sala de estar hasta eso de las siete, hora sobre la cual ambos sabemos que debo marcharme. Nuestra despedida es corta pero llena de afecto.

Me dirijo a casa solo para tomar mi equipo, hago inventario y cojo las botas, el pantalón térmico y mi chaqueta de camuflaje (La cual por cierto es reversible, en cuya otra cara disimula como una prenda regular) además claro de los guantes. En lo que respecta a mis armas he tomado la beretta con su maletín. Llevo además la Taser recién cargada. Fuera de ello dejé todo lo demás puesto que mis micrófonos, la lanzadera, y el dron con sensores montados están ya esperándome en el aeropuerto.

He dejado la motocicleta por obvias razones, así que era necesario abordar un tren. Me trepo a uno como es usual. Dispongo de hora y media hasta llegar al aeropuerto desde donde haré una parada en el distrito vecino (En el cual fui herido) y de allí viajaré como cuatro horas hasta arribar a destino en el otro continente. Ah sí, desde la fundación del imperio se reconocen dos continentes solamente. La verdad me desagrada realizar esa parada de intermedio pero es algo que escapa de mi control e incluso la voluntad de T. o Jeff. Ocurre que Esven se vería con Paul allí, no me he enterado la razón de dicho encuentro y en lo personal me parece un muy mal lugar para realizar cualquier clase de reunión. De forma general sé que Paul quiere redimir al distrito de Vito puesto que este pertenece a su submacrocontinente y dado que Esven es su segunda mano derecha o algo así le pidió que le colaborase en esto (La verdad primero se lo pidió a T. pero él se negó a ir dado que sería impropio por mí "accidente")

Me molesta mucho que vea lo acontecido como algo accidental, fue una agresión directa por parte de una autoridad corrupta. Se supone que estas cosas de la corrupción habían sido erradicadas con el nuevo sistema, a veces pienso que el imperio oculta cosas y que la situación no ha cambiado tanto como decimos en los medios, simplemente que ahora se manejan de forma mucho más organizada y saben encubrir sus errores. Aun así considero que Paul es un canciller responsable, debería quizá gobernar todo el continente pero las normas prohíben un control tan grande. Es por ello que se conserva parte de la anterior división en lo que a continentes respecta. Claro que, quizá otorgar poder de todo el mundo a una persona bajo el título de emperador es demasiado... O quizá me he estado reuniendo demasiado con mis contactos en la resistencia. No solo este sistema, todo sistema acostumbra dictar a sus ciudadanos que sean felices y estén tranquilos, que no cuestionen el funcionamiento y solo lo dejen fluir. Por un instante decido obedecer a ello para dormir.

Me acomodo en un rincón como puedo y configuro mi alarma en el celular para levantarme en una hora con veinte minutos. Recuerdo que debo cargar crédito en cuanto llegue al aeropuerto.

La Llave DoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora