Epílogo

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6 años después...

-Mami, mami, Gabriel no quiere jugar conmigo-  se queja Gabrielle, dejo el cuchillo a un lado, tomo a mi hija y la acomodo entre mis brazos.

-Gabriel, qué te he dicho sobre no jugar con tu hermana?-  regaño a mi hijo cuando lo encuentro en la sala de estar.

-Pero ella es una niña, yo soy un niño y...-  empieza a quejarse.

-...Y nada, son hermanos y deben estar juntos, tú eres el varoncito, por lo cual debes de cuidarla y velar por ella cuando tu padre y yo no podemos hacerlo-  le hago saber, suspira derrotado.

-Gabrielle...-  llama a su hermana, ella levanta su rostro que lo tenía escondido en mi cuello y observa a su hermano extenderle un juguete, ella se remueve entre mis brazos y la dejo en el suelo, se acerca a su hermano y toma el juguete, él la abraza.

-Ti amo, hermanita-  dice él en Italiano mientras la abraza.

-Ti amo, hermanito gruñón-  responde ella también en Italiano antes de soltarse de su abrazo y sentarse para empezar a jugar, su hermano la imita y juega con ella.

-Eres una gran madre y mediadora-  dicen detrás de mí, sonrío alegre y me doy la vuelta, Jayden me observa sonriente, trae la corbata un poco floja, la camisa arremangada hasta los codos, el saco en una mano y su maletín en la otra, los deja en un sillón, me muerdo el labio al ver a mi esposo lucir ardiente aún cuando él no se esfuerza por hacerlo.

-Y tú eres un gran padre y esposo-  digo mientras me acurruco en sus brazos, él besa la coronilla de mi cabeza.

-Pero tú sabes como manejar a unos niños de cinco años a la perfección y más cuando son mellizos-  recuerda, sonrío.

-No tanto, a veces se me salen de las manos, pero nadie nace sabiendo ser padre, ellos nos enseñan a serlo, ellos nos enseñan a amarlos-  digo viendo a nuestros hijos.

Gabriel y Gabrielle son idénticos, ambos pelinegros como su padre y ojos azules que heredaron de mí, son los niños que más amo en el mundo.

Cuando me enteré que ellos estaban creciendo en mi interior sentí cosas inexplicables, Jayden y yo teníamos cuatro meses de casados, cuando mi amado esposo se enteró de mi embarazo lloró de alegría, se arrodilló a mi vientre aún en ese entonces plano y empezó a hablarles, sonrío ante el recuerdo.

-Papi, papi-  gritan mis niños cuando ven a su padre, Jayden se acuclilla, abre sus brazos y recibe a mis hijos, ambos besan su mejilla, el sonido del timbre me hace dejar de verlos y me encamino a abrir la puerta.

-Tía Danielle, tanto tiempo!-  saludo a mi tía, es tan parecida a mi madre, pelirroja ojos azules, a la edad de 46 años todavía se ve bien cuidada, me hago a un lado para que ella entre.

-Savannah, tanto tiempo-  saludo a mi prima tres años menor que yo, mi tía la tuvo a la edad de 25 años, mi madre a pesar de ser seis años menos que tía Danielle nos tuvo primero a mi hermano y a mí, a la edad de 17 años, por eso Joshua se aprovechó de su ingenuidad.

-Hola prima, donde están mis sobrinitos?-  pregunta buscándolos, ella y mis hijos se llevan más que bien, son sus sobrinos favoritos.

-Sobrina-  saluda tío Daniel, mellizo de mi tía entrando a casa, me dá un abrazo.

-Creí que no vendrían-  les hago saber.

-Y perdernos el quinto cumpleaños de los niños? Ni pensarlo-  dice el abuelo adentrándose a casa a pasos lentos en compañía de la abuela.

-Abue!-  gritan mis bebés corriendo a abrazarlos, ellos sonríen felices.

* * *

-Feliz cumpleaños a tí...-  coreamos todos rodeando a mis hijos, cuando terminamos ambos soplan las velas al mismo tiempo a sus respectivos pasteles, todos aplaudimos.

-Cada vez crecen más y más-  susurro melancólica.

-Es la ley de la vida, nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos-  dice Jayden abrazándome por la espalda, recuesto mi cabeza en su pecho.

-Aún recuerdo como si fuera ayer del día cuando nos enteramos que seríamos padres-  le digo, él entierra su cara en mi cuello.

-Si quieres podemos trabajar para tener más, aún somos jóvenes, tienes 24 años, yo 26, manejo la empresa de mis padres, aún tenemos mucho amor por dar...-  sugiere, sonrío.

-Me parece una excelente idea-  concuerdo con él, me doy la vuelta y lo beso.

A pesar de todos los obstáculos, de todas las caídas, de todas los errores que cometí aprendí mantenerme en pie, no bajar nunca más la cabeza, nunca dejarme vencer, por más fuerte que sea nuestra batalla nunca debemos dejarnos doblegar, porque siempre el que se mantiene firme a pesar de todo es el que triunfa, tiene su recompensa.

Al principio me dejé vencer, me dejé envolver por cadenas de ataduras, pero finalmente recapacité y las rompí, aprendí que quedarme allí sin hacer nada no me iba a llevar a ningún lado y eché a seguir adelante, al final he obtenido mi recompensa, tengo a Jayden, mis hijos, mis tíos, sobrinos y abuelos, puedo decir que soy orgullosamente felíz.

Finalmente he podido vencer la maldición de Kristen.












* * *













Hemos llegado al final!
*se limpia una lágrima*

Estoy muy agradecida con todas y todos ustedes por apoyarme siempre, a todos los que me han leído desde el inicio y se han quedado hasta el final y también a todos los que me leyeron pero se fueron...

Estoy que aún no me lo creo, ésta historia la rmpecé hace más de 1 año...

...por razones que les traigo en un especial que viene después de éste...

(Es su recompensa por la larga espera)

KristenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora