Capítulo 29

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El oficial me mira enojado, ¡Joder! nuevamente estaré en problemas. La última vez que hable con el fiscal, me advirtió que no me metiera en más problemas o se vería obligado a llevarme a una prisión.

Trago saliva, mientras me preparo para lo peor.

— ¿Sabe usted que está estacionado en un parking privado? —alza una ceja.

—Ehh... —esperen ¿Qué?

—Es privado, ahí hay una señalización que lo dice —apunta a unos metros —este parking está restringido para el público.

—Yo... no lo sabía —no tengo idea que decir.

—Ahora lo sabes. Para la próxima fíjate en las señaléticas, o sino tendré que multarte ¿esta bien?

—Eh... si claro, lo haré oficial.

El hombre mira a mi acompañante y se sorprende. Espero que no sea por la botella de vodka, pero cuando me giro veo que ya no está.

— ¿Sam?

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— ¿Sam?

—Hola oficial —responde avergonzada.

¿Se conocen?

—Será mejor que se vayan, conduce con cuidado ¿esta bien?

Asiento.

Cierro la ventana y pongo el auto en marcha. Estoy tan sorprendido que de pronto me encuentro nadando en dudas.

— ¿De donde conoces a ese oficial? —la miro de reojo.

—Eh... —está ruborizada, supongo que fue por lo que acaba de suceder entre nosotros —él fue quien me ayudo a sacarte de la correccional, cuando pague tu fianza.

Ahora si que estoy sorprendido. Se que Sam me saco de ahí, pero no pensé que conociera a ese oficial por ese asunto en particular.

Miro hacia todos lados — ¿En donde esta la botella de vodka? pensé que me multarían por estar bebiendo.

Sam saca la botella de su chaqueta.

—La guarde antes que se diera cuenta.

¡Uff! eso sí que estuvo cerca.

Nos quedamos en silencio, mientras conduzco. El silencio se convierte en algo incómodo, sobre todo por lo que acaba de pasar.

—Te llevaré a casa —alzo la voz.

Sam me mira de reojo, no se atreve a mirarme a los ojos. Estaciono fuera de su casa, la luz del porche está encendida, supongo que su padre la debe estar esperando. Después de todo, no creo que eso haya cambiado.

—Hunter... —me giro, tiene la vista en sus manos y se ve nerviosa —lo que pasó entre nosotros... yo... no...

—Estás ebria Sam, deberías entrar a casa —suelto mirando la calle.

La chica de las Apuestas [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora