Capítulo 19

256 24 1
                                    

Me detengo unas cuadras antes de llegar a mi destino. Me sudan las manos y el cabello se me pega al cuello. ¿Acaso corrí una maratón? Hace tiempo que no me sentía tan nerviosa, ni siquiera pelear me pone así.

Me bajo y voy hacia los departamentos. Veo unas siluetas más adelante justo antes de entrar a los bloques de edificios que se unen con las calles.

Cuatro tipos están fumando en la entrada. 

— ¡Hey Bonita! —me llama uno — ¿Qué tal, eh?

Los demás me lanzan una mirada de interés.

Intento pasar para subir a los departamentos cuando uno de ellos me corta el paso.

—No bonita, hay que pagar peaje para entrar —dice un tipo de gorra que se pone delante de mí. Esboza media sonrisa y me da una mirada de arriba a abajo.

Intento tirarme la falda más abajo, aun cuando no es corta.

—Necesito pasar, muévete.

—No —niega con la cabeza, los demás sonríen entre ellos —aquí no entra cualquiera, los desconocidos como tú deben pagar una cuota para poder entrar.

— ¿Cuota? —alzo las cejas —ya he venido antes.

—Ya, pero desde ahora las reglas cambiaron.

—No me interesan tus reglas, yo creo las mías —lo empujo para pasar, pero este me detiene del brazo y me tira hacia atrás.

—Nadie pasa sin mi autorización —dice molesto.

Los demás tipos se ponen detrás de mí, acorralándome entre los cuatro.

—No queremos mucho de ti, quizás solo una pequeña probada —alzas las cejas con un gesto que me parece obsceno.

Los demás se acercan y siento el primer pellizcó en la parte baja de mi espalda

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los demás se acercan y siento el primer pellizcó en la parte baja de mi espalda.

—No me toques —le quito la mano de un empujón a uno de los tipos que lo acompaña.

—Oh vamos, no seas así. Es solo tu parte de la cuota.

Frunzo las cejas enojada y empujo a dos de los tipos hacia atrás.

—No me toquen.

Los cuatro vuelven a acorralarme entre ellos.

—Será mejor para ti que no te resistas.

Intento empujarlos, pero son cuatro contra uno y eso sigue siendo desventaja para cualquiera.

Su mano se va a mi cadera y otras me tocan manos y piernas. Intento empujar y patear.

— ¡Te ha dicho que no la toques! —exclama alguien y uno de los tipos sale rodando por el piso — ¿acaso no sabes respetar a las mujeres, pedazo de basura?

La chica de las Apuestas [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora