Capítulo 30

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Como odio levantarme temprano los días domingo, pero debo regresarle el bolso a Sam.

Espero que esté en casa, ya que los domingo asiste a la iglesia, aunque lo dudo luego de que me contara que su padre ya no hace más prédicas. Su padre es conocido por todos como el pastor de la ciudad, sus predicas son tan conocidas, que incluso Sonia me contó que salió en el periódico local. Es raro que haya decidido dejar la vida cristiana de un momento a otro, me pregunto ¿porque?

Conduzco hacia la casa de Sam, con el bolso en el asiento del copiloto.

Cuando estaciono, verificó dos veces si esta es realmente la casa de Sam, ya que está adornada con flores blancas y veo a gente por todos lados con copas de champagne, saludándose y charlando entre ellos.

¿Qué está pasando? ¿Es una fiesta o acaso su padre...? No, no lo creo, si el pastor Paul muriera, no lo celebrarían con champagne ¿o sí? En realidad no se, los cristianos pueden tener ese tipo de costumbre. Aunque... mirándolos bien, todos parecen felices.

Me bajo del auto con el bolso en la mano y entro al jardín, no muchos reparan en mí ya que están bebiendo y riendo.

¿Realmente es una fiesta? no pensé que el Pastor celebrara algo en su vida. Y eso es porque nunca lo he visto sonreír, jamás.

Un tipo de corbata se me acerca con una bandeja y me ofrece una copa de champagne.

— ¿Señor?

La recibo confundido. ¿Meseros con corbata? ¿Qué diablos está ocurriendo aquí? ¿Que es todo esto o acaso me equivoque de casa? Vuelvo a observar, no, en realidad si es la casa de Sam... ¿entonces? ¿Que es todo esto?

Me paseo entre las personas, como si fuese un invitado más y entre medio de ellos, veo a una chica con un hermoso vestido rosa, incluso va maquillada, algo que Sam no acostumbra hacer.

La miro perplejo, no parece la Sam que va la escuela con sus faldas y suéter de lana, ni tampoco la que asiste a las prédicas de su padre. Aquí y ahora parece otra persona.

—Hunter —dice sorprendida al verme. Se le cae la copa de la mano y alguien la ayuda a recogerla —yo... ¿qué haces... aquí?

—Vine, por

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—Vine, por... —miro a todos tan sorprendido como ella — ¿que está ocurriendo? ¿porque hay tantas personas en tu casa?

—Eh... —traga saliva nerviosa.

Veo que alguien se nos acerca. Al principio no lo reconozco porque va con barba, pero ya de cerca veo que es el tipo con el que pelee la última vez, hace un año. El tipo que fue a misionar junto a Sam.

—Hola —me saluda —no pensé que lo habías invitado —le dice a Sam por mí.

Esta parece incómoda.

—En realidad nadie me invitó, sea a lo que sea que está ocurriendo aquí —respondo sin entender.

— ¿Sam no te lo dijo? —alza una ceja.

La chica de las Apuestas [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora