Capítulo 4

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Salgo del bar y les suelto todo lo que sucedió a Jenny y Alex.

— ¿Qué te ha dicho que? —grita Jenny entrando al Jeep — ¿Quién mierda se cree que es?

—Si descubre quien eres todo se termina Sam —dice Alex poniéndose el cinturón.

—Lo peor de todo es que es mi compañero.

— ¿Qué? —ambos gritan — ¿Cómo que tu compañero?

— ¿Recuerdas el chico que entro junto a su madre en la predica del domingo? Pues... se llama Hunter. No lo sabía, la primera vez que le vi se veía diferente, sabía que lo conocía, pero no sabía de dónde.

— ¡Joder! Esto es malo, muy malo —dice Alex — ¿Te das cuenta que si se llega a enterar de que también eres Sam, tu vida, tu padre y tu reputación se vendrán abajo?

—Lo sé ¡Arg! ¿Qué hice para merecer esto? Desde un principio no debí venir, no debí pelear contra él.

—Tampoco hubieras podido aceptar salir con él, de una u otra forma hubiese descubierto quién eres.

— ¡Demonios! De todos los problemas que ya tengo con mi padre por mentir y llevar esta vida, ahora me debo preocupar que ese idiota no intente descubrir quién en realidad soy.

—Hey tranquila —dice Jenny conduciendo —vas a estar bien, lo único que tienes que hacer es alejarte de él a toda costa, y me refiero como Sam.

—Pero tenemos clases juntos.

—Eso dificultara un poco las cosas.

—Haz como si no existiera —suelta Alex —no lo mires, no lo busques, pero por sobre todo, no le hables.

Suelto un suspiro, no tenía idea que en solo una tarde se complicarían tanto las cosas.

Jenny va a dejar a casa a Alex y luego me lleva a la mía, me cambio de ropa antes de llegar, mi padre me mataría si me viera con pantalones. 

—Debes considerar lo que dijo Alex —alza la voz mi amiga —alejarte lo más posible de él, por lo menos hasta que las cosas se calmen o se le vayan las ganas de descubrir quién eres.

—Lo dudo, ese chico es terco a matar.

— ¿Tienes otra opción? —alza una ceja.

—Lo intentare. Nos vemos mañana en la predica.

—Hasta mañana.

Camino hacia la puerta, entro y no veo a mi padre esperándome como siempre lo hace, lo descubro en el sillón leyendo la biblia.

— ¡Sam! Has vuelto —dice dándole un repaso a la hora —y con veinte minutos de retraso.

—Lo siento papá, los demás...

Se levanta y me abraza.

Se levanta y me abraza

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La chica de las Apuestas [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora