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Me enseñaron que debía

pesar 50 kilos,

tener las piernas delgadas y

los brazos abiertos

pero fuertes para soportar al otro cuando

esté cayendo.

Que debía tener

mis dientes blancos y perfectos

y una sonrisa a todas horas

aceptando que la sonrisa hace a las

mujeres más lindas al atender.

Que debía cuidar

lo que comía

la ropa que usaba

lo que salía de mi boca

y lo que entraba en ella.

Sumida en silencios que siguen órdenes

de allá arriba.

Que debía lucir

esbelta y demasiado bonita

pero nunca más que mis hermanas

porque ellas a mi edad eran unas

señoritas lindas y escuálidas sonrientes.

Que debía atender

a los demás

a mis mayores

a los hombres y a cualquiera más

porque eso es lo que toda chica debe ser

para ser más aceptada.

Que debía cuidar

de mis padres

mis abuelos

mis hermanos

mis sobrinos

y a cualquiera persona que sea para

aprender a cómo ser mejor mujer y

alguien que se preocupa por los otros.

Dijeron que debía amar

sin condiciones

a las personas

que el respeto debo tenerlo con todos,

porque son humanos y más con ellos,

porque son superiores.

Decían a escondidas que siendo

flaca

linda

sumisa

y coqueta

podría ganar lo que sea pero que siempre

debía mostrar mi sonrisa y ser simpática,

porque así son las chicas de bien.

Que el tener el talle 1

zapato 36

y el 38 en pantalones

era lo mejor y a lo que cada mujer debía

aspirar para poder conseguir lo que

quisiera en su vida.

Que seguir lo que digan los demás está bien

y que me enamore de alguien quien me diga

qué hacer y qué no, cómo pensar y quién ser.

Que sacrifique mis ideas y mis sueños

por cumplir los de las personas a las cuales amo,

porque eso es lo que una chica como yo

tiene que hacer.

Aquellas personas que tanto cariño tuve

que conozco desde tener memoria

que me dieron todo y

me brindaron amor

me impusieron estas ideas

pero me dijeron que sea libre

con la condición de aceptar lo que ÉLlos diga-n.

Me dijeron que debía amar a los demás y

al final agregaron: —ah, y debes amarte a vos también.

Se olvidaron que esto es algo

demasiado superficial.

Se olvidaron de decirme que soy importate

de que me respete

me cuide

y me consienta.

Y que lo más importante es el amor

que tengo por mí.

Omitieron eso,

omitieron mi propia autoestima y

mi amor propio.

Después me preguntan:

¿Y por qué dejas que te lastimen?

¿Por qué permitís todo ese daño?

Callé.

Pero es lo que aprendí, es lo que me dijeron

que debía ser, es lo que tengo en la mente.

y lloro al darme cuenta lo poco

que me valoro y el poco amor que tengo

por mi persona.


Ausencia repentina©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora