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Quería estar feliz

estaba siendo feliz

pero en el fondo

supe la verdad y me dolió

porque no quise reconocer

que no estaba distraída,

estaba rota

muy rota

desde la punta de mi cabello

hasta el principio de mi alma.

Iba y venía

subiendo y bajando

entrando y saliendo

de ese oscuro laberinto

que yo misma creé

en un intento desesperado

por sentir algo.

El estar rota me inhabilita

me hace quedarme quieta

permanecer callada

ser silencio, ser ausencia

de todos y la tristeza

de mí y un puto dolor.

Nunca fui una sola

siempre una parte mía

le pertenecía a los demás

a aquellos que me hacían feliz

por eso lloro tanto

cuando toco todo mi cuerpo

y encuentro vacíos

que no sé qué hacer

y es que recién tomé conocimiento

de que faltaba algo.

Y esa falta se prolongó

ahora me falto yo

y me cuesta repararlo.

Porque me cuesta arreglar algo

que yo misma rompí

por hacer feliz a otros

por dejarme en último lugar

¡Por no amarme jamás!

Estaba rota

estuve rota.


Y estoy un poquito más completa

aprendí a llenarme con mi amor

aunque cueste tanto

y me provoque dolor

pero

estoy aquí.

Sólo debo tomar fuerte mi mano

y saber que nada es en vano

porque empecé a encontrarme

y noto que soy maravillosa

incluso cuando creo que nada merezco.

El amor es lo mejor

dicen por allí

pero el amor propio es lo que te

da vida y da fuerzas a luchar por vos

lo que te impulsa a gritar

para sentirte mejor.

El amor propio te libera

y eso es a lo que aspiro

hasta el día en yo misma

pueda darme

alas hechas con amor

que queden para siempre

y que así, sólo necesite de mí

para ser feliz.


Ausencia repentina©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora