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El día pasó volando

y la leche estaba cortada,

lo único que hice fue tirarla.

Me hubiera gustado hacer lo mismo

con nosotros y todo lo que creamos.

Pero no podía.

No se puede tirar a dos personas

amándose, o teniendo la intención

de elegir pasar los domingos juntos.

No podía tirarnos a la basura,

ni hacer lo mismo con los recuerdos,

las marcas

y las cartas que te escribí.

Cómo me hubiera gustado hacerlo:

tirarte por ahí

y tirar la parte mía,

esa parte estúpida que te quería

incluso cuando se daba cuenta

que vos no, ni siquiera un poco.

Busqué otra leche.

Ahora tenía claro: debía tomarla rápido

para evitar que se corte.

Me río, porque la vida es tan fácil como eso

varias veces

y muchas otras no

y hay que aprender de ello.

Me fue fácil buscar una nueve leche

y que al tomarla me sepa rico.

¿Ahora cómo hago

para que algo así

pase con nosotros?


Ausencia repentina©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora