No sos mujer.

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Puede que te moleste

a mí me molesta algunas cosas que dicen

a mí me molesta lo que ellos dicen

a mí me enoja cómo nos educan

a mí me entristece la manera en que

estamos como sociedad, como mundo,

como la especie humana.

Y no, jamás vas a saber el sentimiento

de miedo, por llevar pollera, short

o salir a comprar un helado.

Ni tampoco sentirás todas esas miradas

sobre tu cuerpo, por ahí deseándolo

o queriendo que no exista.

Menos vas a escuchar las groserías

que gritan por la calle, o en el boliche,

colegio, trabajo, baños públicos,

donde sea que estés.

Tampoco verás cómo son tratadas algunas,

la manera en que se dejan manipular

creyendo que allá afuera hay alguien

que merece más, porque así lo decían antes.

Sí, en un tiempo funcionó pero eso

se tergiversó y ahora sólo sentimos terror.

No espero que lo entiendas, sino que respetes.

El mundo no se volverá más bueno

con protestas, ni nos respetaran por

gritar fuerte.

Pero ¿sabes qué?

Hablando las cosas se van a saber, y se deben saber.

Aunque la única forma –para mí– de seguir avanzando

es con amor, con mucho perdón y amor.

Cuesta y entendemos, todo lo que pasamos

porque alguien cree que somos menos.

No sabés lo que algunas lloran

por no tener control sobre su cuerpo,

y déjenme decirles que otras lloramos

porque tenemos en control absoluto

y nadie sabe cómo tratarse realmente.

Estamos plagados de creencias

que nos impiden ver bien

quiénes somos realmente

y a qué venimos.

No vas a saber esta lucha interna

y externa que tenemos todos los días

por esperar a que respeten nuestros derechos,

los respetemos y nos brindemos respeto

entre todos como una sociedad.

Y tampoco estoy esperando

a que estés de acuerdo,

y es obvio a veces, vos no vivís lo nuestro.

¿Un consejo? Si no sabés, llámate al silencio,

vos que podés, vos que tenés derecho

a hacer lo que quieras y nadie te va a juzgar

porque en vos sí es válido.

Las quiero vivas, los quiero vivos, quiero

que todos vivamos y es imposible

si las cosas siguen yendo iguales,

necesitamos amor

y lo único que damos

es odio sólo por tener razón.

No sos menos inteligente si no lo entendés,

o sin corazón por pensar que están en error,

y es que, por más que cueste,

hay veces que la empatía

no es suficiente para estas cosas,

y no, no vas a entenderlo jamás

de la misma manera en que todas nosotras

lo entendemos y vivimos,

porque vos –quizás suerte la tuya– naciste hombre,

porque vos

no sos mujer.

Ausencia repentina©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora