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No era tan fuerte

en realidad era demasiado débil

queriendo ocultar eso y

construyendo una barrera

donde cada vez las personas

se iban alejando más

y ya no podía ocultar lo que le

pasaba por la mente.

Sus gritos y llantos

se escuchaban sólo desde dentro

y eso rompía

cada espacio de su ser.

Un día se cansó

y decidió dejarlo todo

si bien, nadie pudo ayudarle

se dio cuenta que le importaba

a algunas personas

aunque eso no fue suficiente.

Se hartó tanto

que empezó de a poco a desconectar

lo que le mantenía con vida.

Y así, con cálculos momentáneos

dejó de ser y se fue de su corazón.


—Perdóname cariño, me hubiera

gustado ayudarte y no pude

porque yo también tenía miedo.



Ausencia repentina©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora