VIII

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~Quédate con quien intente reconstruirte y busque mejorarte.
Quédate con alguien que te ame aunque tú seas un desastre~

Floyd Harrison

Sabes que algo se rompió cuando sientes que estás molestado a la persona con la que mejor podrías ser tú.

Observé el dibujo y me lo quedé mirando varios minutos.

Me han recalcado tanto mos defectos,que ya ni sé si tengo virtudes.

Solía dibujar cuando estaba triste o desanimado.
Aquel era un momento difícil para aquel chico que en lo único que pensaba era llegar a su casa y prender un cigarro.
Ni siquiera tenía una guitarra...Tan solo un reproductor de música viejo.

Momentos difíciles hay miles,la cuestión es atravesarlos...Lo cuál cada día de me hacía más difícil.

¿A que se llama vida?
Si te duermes deseando no despertar jamás...

La profesora entró y volví a mi posición de chico invisible.

Me gustaba pasar desapercibido en el instituto.Nadie me conocía, cómo tampoco me hablaban.

La soledad es morir lentamente y que nadie lo note.

Me gustaba mi soledad,pero llega un punto en dónde quieres hablar con alguien,caminar o hacer algo...Quieres tener un amigo.

Nunca he tenido un amigo.
A lo largo de mi infancia he descubierto que las personas pueden ser más destructivas que un huracán.
Lo destruirnos todo tan bien que aveces pienso que esa es nuestra función.

Salvo Audrey..
Ella era diferente.

Ella no buscaba destruir,sino reconstruir todo aquello que se sintiera vacío.

Pero,llega un momento en tu vida en el que te da miedo querer a las personas.

La clase terminó y salí delante de Audrey y Ashira.

Caminé por los pasillos y salí al patio trasero.

Encendí un rollo y noté como temblaban mis manos.

Me estaba volviendo un maldito adicto a aquellas sustancias asquerosas.
Pero era...Era lo único que me sacaba de allí,lo que me hacía morir lentamente y sin dolor.

Cerré los ojos y dejé que la música me tranquilizara.
Creía que con una canción,la tristeza era más hermosa.

La música era mi sostén.
Mi guitarra era lo que mas quería en el mundo y el viejo Ronald me la había roto.

Pensar en aquel desgraciado me causó náuseas.
La noche anterior había sido tan impotente que había dejado por segunda vez que el maldito me pusiera una mano encima.
Si,me dolió...
Ya no se puede parar.
Es como hacer que un drogadicto deje las drogas de un momento para el otro.

Me sentía la peor basura de mundo.
Llegó ese momento en el que me daba igual si Ronald me trataba mal o bien.

Esos momentos en los que lo único que quieres es no respirar jamás.


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Reader-Woman 🌼

Under the Sleeves #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora