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~El traía ángeles en su sonrisa y demonios en su cabeza~

Floyd Harrison

Caminé en dirección a la cafetería sin prestar atención alguna a Audrey.

Había aceptado por primera vez que me acompañara en el almuerzo y cada segundo me arrepentía más.
No debía dejar que ella estuviera interesada en mí,no.

-Y...Dime,¿Cuántos años tienes?

Yo era unos diez centímetros mas alto que ella, prácticamente mi altura se basaba en las piernas, así que para mantenerse en ritmos ella debía saltar en zancadas hacia mí.

Parecía tan patética...

-¿Mi edad?,¿Es encerio?

-Quiero saber más del chico rubio que fuma.

-Tengo 18 años,¿Feliz?.

-¿Que fumas?

-¿Que?

No estaba prestando demasiada atención a aquella conversación,pero la pregunta fue específica y ni entendía el porqué.

-Mejor cambio....Mmm

-¿Que tal si mejor nos callamos y hacemos como si no nos conociéramos?...Mucho no hay que hacer

-No me callare.

Llegamos al final del pasillo y abrí la puerta de la cafetería.

Me acerqué al mostrador y le pedí al señor Weyes que me dé lo de siempre.

-Un café con medialunas y extra azúcar.

-Yo quiero eso también-Comentó Audrey alzando la mano detrás de mí.

-Vale,dos de esos-Gruñí.

Weyes sirvió los cafés y dejó todo en las bandejas.

-Serían 22 dólares.

Saqué mí pequeña billetera y al ver que tan solo tenía diez dólares me volví para quitar la orden.

-Toma-Murmuró Audrey tendiéndome un billete de 2 dólares.

-No,no gracias...Cancela una medialuna.

-No puedes comer una medialuna sola Floyd,déjame pagarte.

Para cuando quise volver a negarlo,la chica ya me había sacado de la mano los diez dólares y colocado todo el dinero sobre el mostrador.

Cogí la bandeja y me senté en una mesa cercana.
Audrey se sentó frente a mí y me miró.

-Te pagaré luego-Susurré.

-No hago nada con dos dólares Floyd.

Recordé lo último en lo que me había gastado el dinero.
Robar el dinero a mi madre para las drogas no era algo de lo que estaba orgulloso,pero era lo que necesitaba,lo que lamentablemente necesitaba.

-¿Tienes mascotas?-Preguntó Audrey tomando un sorbo de café y haciendo una mueca graciosa al quemarse.

Sin pensarlo,reí.

-¿Mascotas?...¿Con que quieres llegar a esto?,y no, no tengo mascotas

-Yo tengo uno.

-Ajam-Susurré dando un mordisco a la medialuna.

Se formó un gran silencio incómodo,en el cuál me terminé de tomar el café.

Audrey seguía comiendo delicadamente una medialuna al mismo tiempo que tenía la mirada pérdida.

-El karma es una perra -Susurró

-¿Eh?

Mordió el último trozo que le quedaba y me miró.

-Tuve una mascota que se llamó Karma.

Me tapé la boca para no reír y Audrey me miró enfadada.

-¡No te rías!…Yo solo tenía cinco años.-Rió-Llevaba una coleta a cada lado del  cabello...Indefensa

-Indefensa pero con una perra llamada Karma-Puntualizé.

No me pareció gracioso, hacía años que no hacía un buen chiste o lo intentaba,pero cuando Audrey escupió el café y soltó una carcajada,me dí cuenta que para ella todo era gracioso.

-Te ríes hasta de la maza de un pan.-Comenté.

-¿Yo?...Por supuesto que no Floyd.

Agarré mis cosas y me paré.

-¿Te vas?...¿Me dejarás sola con mi Karma?-Rió Audrey.

-Lo siento,no puedo estar mucho tiempo junto a gente.-Dije.

No era mentira,en más,ya comenzaba a abrumarme.

-Vale,¿Nos vemos luego?-Sonrió.

-¿Después de esto quieres volver s verme?...Quizás.

Caminé hasta la puerta y Audrey gritó.

-¡Floyd!

-¿Ajam?-Pregunté girandome.

-Gracias-Sonrió.

Me quedé inmóvil sin entender dos cosas; El porqué me pidió gracias,y porqué me quede embobado mirandola como si fuera Emma Watson.




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Under the Sleeves #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora