XXVII

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"Quiero ser el sol de tus días"

Audrey Horren

Me acerqué a la ventana y volví al chat.
Floyd seguía mirándome, con el celular en su mano, la cuál temblaba notablemente.

¿Solo hablaremos por aquí?

Supongo, es más fácil.

¿Más fácil?…Es asquerosamente horrible.

Tengo sueño, buenas noches.

Espera.

Miró hacia arriba y nuestras miradas se cruzaron.

«Llamar»

-Atiende-Susurré.

-¿Si?-Habló con voz ronca.

-Perdón.-Murmurré intentado sonar lo más tranquila posible.

-Audrey, debo ir a dormir.

-Un segundo más...Por favor.

Me acosté en la cama y me metí dentro de las sábanas, con el celular pegado a la oreja.

La respiración de Floyd llegaba a mis oídos como una oleada de viento.
Era una respiración entre cortada, como si los latidos de su corazón golpeando fuertemente la interrupieran.

-¿Quieres escuchar mis disculpa?,lo siento, si, mucho...No eres ebria y mucho menos lo que te han dicho hoy, lo siento...-Susurró-Pero todo esto es mí culpa y debes entender que es mejor que te alejes.

-¿Y si no quiero?.

-Va a llegar un momento en el que lo tendrás que hacer...Un momento en el que no estaré.

Y cortó.

-¿Floyd?-Grité-Floyd, Floyd...MIERDA.

Bajé las escaleras mientras me ponía una campera y salí a la calle.

Cruzé a la casa de enfrente y golpee con todas mis fuerzas la puerta principal.

Al no obtener respuesta, me aparté y me puse frente al alto balcón

Cogí una piedra del suelo y la tiré

-Floyd, ábreme.

Volví a tirar otra.

-Que me abras, mierda.

La puerta se abrio y salió una mujer, con un cigarrillo en la mano y un vestido de encaje.

La madre de Floyd.

-¿Y tu eres?

-Busco a Floyd-Dije mirando para adentro de la casa disimuladamente.

-¿Y para qué?.

-Para...una tarea de ciencias.

La señora se apartó y cuando entré a la casa me tiró todo el humo del cigarro en la cara.

-Subes las escaleras, habitación de la derecha.

-Lo sé.

Subí las escaleras ignorando la incredulidad de la rubia y apretando lo puños.

Toque la puerta una vez.

Dos veces.

Tres veces.

La puerta se abrió y Floyd se asomó.

-¿Audrey?…Te he dicho que iba a dor..

-Dormir un mierda,déjame entrar-Grite empujando la puerta y entrando a la habitación.
Cogí unas cajas en busca de alguna sustancia rara o algo que explicara el mensaje que me había mandando minutos atrás.

-Ey, cálmate.No eres nadie para entrar a mi habitación y...Deja eso donde estaba...¡AUDREY!

La caja se cayó al suelo y unas botellas de energizante salieron disparadas por toda la habitación.

-Audrey,mierda...Llevo intentando ordenar eso hace semanas, SEMANAS.

-Lo siento-Murmuré.

-¿Por que estás aquí?

-Tú..tú mensaje me asustó...Pensé que, no se ni que pensé

-¿Te crees que te voy a avisar si me quiero suicidar,Audrey?-Rió Floyd

Cogí un almohadón y se lo tiré en la cara.

-Agresiva-Susurró

-¿Para que quieres tantos energizantes?

Cogió uno del piso y lo alzó.

-Son Hermosos, mira...Tienen lindo estampado.

-¿Estampados?, Floyd, eso son etiquetas.

-Lo que sea...Son lindos.

-Dios santo.

Me senté en la cama y escondí mi rostro entre mis manos.

-Quiero irme...Lejos-Susurré.

Sentí el colchón hundirse al lado mío.
Floyd se sentó junto a mí y me miró.

-¿A donde?

-Lejos...No lo sé.

-Y vete.

Alzé la vista y lo miré.

-¿Quieres acompañarme?

-¿Yo?

-No, Mirtha Legrand.

-Ey, tu sarcasmo es malo.

-Respondeme, de todas maneras me iré-Mentí.

«Di que sí, por favor»

Se levantó y buscó algo en el cajón de su escritorio.

Se dio al vuelta y me tiró algo.
Unas llaves de auto.

-Solo si significa no volver.






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Under the Sleeves #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora