Capítulo 9

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Sophie, en cambio, no se dejaba ganar por la tristeza. Se concentró en su trabajo, dejó de mencionar a Tony y se tragó las lágrimas.

― Me preocupas —Jacquie abrazaba una almohada mientras la amiga trabajaba.

― ¿Por qué? —Sophie detuvo su tecleo constante en la laptop. Había subido las piernas a la cama, y cada vez y cuando su mano se hundía en el montón de palomitas de maíz, a su lado.

― Ya no eres la misma.

― Claro que no, Jacquie. Trato de seguir adelante, pero tú y yo sabemos que en el fondo estoy hecha un desastre.

― Él solo quería darte lo mejor.

― Pero se olvidó de mí, de nosotros. ¿Así será acaso cada vez que planee algo grande: se olvidará de mí, de sus... hijos? Es más, ¿por qué tiene que planearlo todo?

― ¿De veras quieres tener hijos con él? —sonrió al preguntar.

― Jacquie, yo ya no imagino la vida sin él.

― Entonces dale otra oportunidad —Sophie agachó la mirada—. Pueden resolverlo.

― Ni siquiera me busca.

― Le dijiste que no lo hiciera.

― Oh, Jacquie, eres mujer también, sabes que no lo dije en serio.

― Pero está tan deprimido que no se atreve a hacerlo, te he dicho que ese hombre se ha echado a morir, y lo digo literalmente.

― En ese caso... ¿debería buscarlo yo?

― Es lo más brillante que te he escuchado en estas últimas semanas.

― Está bien, eso haré. Mañana lo buscaré en su casa.

― Y dile que vuelva al restaurante, el pobre Damian ha trabajado sin parar.

― Hablando de Damian, ¿no deberías estar con él ahora? ¿Hoy no tenían una cita o algo así?

― Tony llegó.

― ¿En serio?

― Ebrio.

― Oh...

― De nuevo. Y yo vine a hacerte compañía, pero ese no es el punto, ¿adivina qué pasó? —los ojos de Jacqueline se iluminaron.

― No... —Sophie adivinó.

― Sí...

― ¿Damian y tú?

― Sí...

― ¡Oh Dios! —cerró la computadora y se acercó a la amiga— Cuéntamelo todo.

Lo hizo, sin omitir detalles.

― Estoy asustada, Sophie. No quiero que esto resulte otro fiasco amoroso.

― ¡Aww, Jacquie! —la abrazó— Te enamoraste. Y no quiero presumir, pero... —se mordió los labios.

― Ya, dilo —rodó los ojos.

― ¡Te lo dije! Después de tantos años sigues dudando de mis dotes mágicos.

― Deberías tener una carpa en una feria: «Conozca su futuro con Sophie Green».

― Y tú serías mi asistente.

Rieron.

A los pocos días ya estaban reunidas de nuevo, en el salón de belleza, comentando el renovado compromiso de Tony —aunque Sophie seguía sin aceptarlo—, y la participación oficial de Damian en el reality.

Dulce cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora