Sophie, en cambio, no se dejaba ganar por la tristeza. Se concentró en su trabajo, dejó de mencionar a Tony y se tragó las lágrimas.
― Me preocupas —Jacquie abrazaba una almohada mientras la amiga trabajaba.
― ¿Por qué? —Sophie detuvo su tecleo constante en la laptop. Había subido las piernas a la cama, y cada vez y cuando su mano se hundía en el montón de palomitas de maíz, a su lado.
― Ya no eres la misma.
― Claro que no, Jacquie. Trato de seguir adelante, pero tú y yo sabemos que en el fondo estoy hecha un desastre.
― Él solo quería darte lo mejor.
― Pero se olvidó de mí, de nosotros. ¿Así será acaso cada vez que planee algo grande: se olvidará de mí, de sus... hijos? Es más, ¿por qué tiene que planearlo todo?
― ¿De veras quieres tener hijos con él? —sonrió al preguntar.
― Jacquie, yo ya no imagino la vida sin él.
― Entonces dale otra oportunidad —Sophie agachó la mirada—. Pueden resolverlo.
― Ni siquiera me busca.
― Le dijiste que no lo hiciera.
― Oh, Jacquie, eres mujer también, sabes que no lo dije en serio.
― Pero está tan deprimido que no se atreve a hacerlo, te he dicho que ese hombre se ha echado a morir, y lo digo literalmente.
― En ese caso... ¿debería buscarlo yo?
― Es lo más brillante que te he escuchado en estas últimas semanas.
― Está bien, eso haré. Mañana lo buscaré en su casa.
― Y dile que vuelva al restaurante, el pobre Damian ha trabajado sin parar.
― Hablando de Damian, ¿no deberías estar con él ahora? ¿Hoy no tenían una cita o algo así?
― Tony llegó.
― ¿En serio?
― Ebrio.
― Oh...
― De nuevo. Y yo vine a hacerte compañía, pero ese no es el punto, ¿adivina qué pasó? —los ojos de Jacqueline se iluminaron.
― No... —Sophie adivinó.
― Sí...
― ¿Damian y tú?
― Sí...
― ¡Oh Dios! —cerró la computadora y se acercó a la amiga— Cuéntamelo todo.
Lo hizo, sin omitir detalles.
― Estoy asustada, Sophie. No quiero que esto resulte otro fiasco amoroso.
― ¡Aww, Jacquie! —la abrazó— Te enamoraste. Y no quiero presumir, pero... —se mordió los labios.
― Ya, dilo —rodó los ojos.
― ¡Te lo dije! Después de tantos años sigues dudando de mis dotes mágicos.
― Deberías tener una carpa en una feria: «Conozca su futuro con Sophie Green».
― Y tú serías mi asistente.
Rieron.
A los pocos días ya estaban reunidas de nuevo, en el salón de belleza, comentando el renovado compromiso de Tony —aunque Sophie seguía sin aceptarlo—, y la participación oficial de Damian en el reality.
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Dulce cielo
Short StoryNOVELA PENDIENTE DE CORRECCIÓN. Damian Lee acababa de mudarse a Nueva York en busca de un mejor futuro, aunque no era co-mo si su prestigiosa trayectoria de chef le impidiese vivir bien. Se caracterizaba por disfrutar el momento y por no tener suert...