Tortura interrumpida

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Bloody cortó las muñecas y tobillos de Sexkiller para que con el roce de los grilletes el dolor se intensificara.

Mientras tanto, en el blanco salon del sicario albino, Coco buscaba en su ordenador informacion sobre Sexkiller. Su sorpresa fue mayor cuando tras muchos intentos se dio cuenta de que no iba a encontrar ninguna foto ni información certera sobre un asesino tan sofisticado como Killer. Coco comprendió que se trataba de una estrategia y corrió a avisar a Bloody.

-¡Bloody!- exclamó Coco irrumpiendo de golpe y tapándose lo ojos al ver el estado de Killer.

Coco entró de golpe en la habitación profiriendo un grito ahogado al ver el estado de Sexkiller y se tapó los ojos.

-Genial...- bufó el rehén – un asesino al que le dan miedo las torturas-

-¡Soy secuestrador!- gritó Coco.

Bloody se acercó a Sexkiller y cortó su mejilla mientras miraba con tranquilidad a su amigo.

-¿Qué ocurre, Coco?-

-D-Deja lo que estás haciendo- ordenó el secuestrador intentando no mirar el ensangrentado cuerpo del sicario -¿No ves que esto estaba preparado para matarlo?- preguntó señalando a Killer – ¡Alguien te pide que mates a Sexkiller, cuya mera existencia ya de por si es restringida y el mismo Sexkiller se planta en tu casa para matarte a ti! ¡¿No ves que no es casualidad?! Nadie conoce tu paradero, Bloody, y sin embargo aquí tienes a tu victima.-

-Eso quiere decir que... ¿no puedo matarlo?- preguntó Bloody con decepción.

-Exacto- afirmó Coco

-¿lo suelto?- preguntó de mala gana el albino

El secuestrador asintió. Bloody Moon liberó sus tobillos y muñecas dejándolo caer con brusquedad.

-Esa tecnología de la que te he oído hablar antes... ¿Qué es?- le preguntó el de pelo negro al adolorido asesino.

-Como si fuera a decírtelo- bufó Sexkiller.

Coco frunció el ceño y le hizo un gesto a Bloody, quien agarró de su miembro al sicario de cabellos negros tirando hacia arriba.

-Bien, cariño, podemos hacer esto por las buenas o por las malas-

Sexkiller sollozó forcejeando y tratando liberarse. Coco evitaba mirar pero hizo de tripas corazón para mostrarse lo más amenazador que podía.

-Sería una autentica pena que empezaran a llamarte solo Killer ¿verdad?- preguntó Coco colocando un pie en sus testículos y pisando.

-Venga, colabora un poco, es a ti a quien quieren quitarse de en medio. Por eso te han mandado aquí. ¿No quieres darle el gusto a ese idiota de matarlo tu?-

Sexkiller apretó la mandíbula y gritó.

-¡Un chip! ¡Es un chip!-

Ambos amigos lo soltaron y se miraron mostrando una leve sonrisa.

-Me lo imaginaba. Hace una semana un anónimo me mandó pillar a un tipo por un pastón. Resultó que durante el transporte la palmó. Y aún así me embolsaron el dinero. Pensé que había muerto por un ataque al corazón o algo. Pero me resultó rara la muerte súbita de aquel hombre- explicó Coco.

Los dos jóvenes lo miraron con sorpresa.

-Bueno, ya sabemos que no. ¿Alguna idea de quién quiere matarte?- preguntó Bloody

-Ninguno de mis clientes se ha quejado nunca de mi –respondió Sexkiller –Claro que todos están muertos-

Bloody lo miró con desesperación y lo cargó para meterlo bajo una ducha de agua fría. Pese a las constantes quejas del asesino, Bloody logró limpiarlo, coserle las heridas y curarlo. Tras echarlo de la habitación a patadas tuvo que dirigirse al salón a ponerse la ropa.

-De nada por haberte salvado- bufó Coco

-Bla bla bla- se burló Sexkiller vistiéndose

Bloody apareció sentándose junto a Coco, había cambiado su ropa y se veía molesto y malhumorado.

-Me siento insatisfecho- maldijo Bloody

-Anda que yo... estoy más duro que una piedra- susurró Killer

-Como yo, pero no por ti- añadió el albino.

-Ya, es porque eres un puto masoca que ama el dolor. No hay que ser muy listo- se burló el lujurioso joven.

-No, es por la sangre- respondió sonrojándose solo de pensar en ello.

Killer sonrió haciéndose un corte en el labio inferior y besando con pasión a Bloody.

-¡¡Eh!! ¡¡Que estoy presente!!- exclamó Coco avergonzado intentando ocultar su recelo.

Bloody jadeó y tembló poniéndose aún más duro. Con molestia tomó a Sexkiller del cuello y lo apartó de él al notar la frialdad de Coco. La mirada del albino estaba vacía pero solo cogía color cuando había sangre en el asunto. Era lo único que le daba vida.

-Que bonito... Reaccionas a la sangre como yo al sexo... ah... que excitado estoy...- jadeó Sexkiller

-Iros a la habitación- ordenó Coco enfadado.

-Oh... que mono... ¿Tu también quieres amor?- preguntó Sexkiller subiéndose sobre Coco y lamiendo su cuello sensualmente.

Coco gritó asustado y con enfado Bloody agarró al asesino por el cuello y se lo quitó de encima al secuestrador.

-El sexo aquí está prohibido- sentenció el albino tras asegurarse que el menor estaba bien.

-¿Por qué?- preguntó con molestia el de cabellos castaños.

-Por que ensucia-

-¡Además Bloody no se va a acostar contigo!- añadió el joven secuestrador aún escondido tras el de cabellos blancos y ojos rojizos. –Estás sucio-

Sexkiller lo miró con sorpresa mientras Bloody Moon asentía dando a entender que Coco llevaba la razón.

-Vamos... te dejo que me cortes donde tu quieras- propuso Killer mostrando una sensual sonrisa acercándose provocativo.

-No quiero tener sexo contigo- aseguró con repugnancia.

-Que aburrido- bufó el de cabellos castaños antes de recibir una llamada de teléfono.

Bloody se giró para mirar a su amigo y le acarició la mejilla para tranquilizarlo.

-Me he quedado con ganas de cargármelo...- maldijo el albino.

-Cuando averigüe lo que necesito tal vez te deje que lo mutiles- dijo Coco.

Ambos chicos mostraron una sonrisa de complicidad. Coco y Bloody llevaban siendo amigos toda la vida y se entendían con una sola mirada. Tan solo hacía falta mirar lo cuidadoso que Bloody era con su joven amigo. Jamás permitiría que nadie le hiciera daño.

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