Mil sicarios una misma persona

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-Bueno caballeros, Sexkiller se marcha- comentó Sexkiller cogiendo sus armas –Tengo un encargo y de lo más jugoso-

-Genial, maravilloso, adiós- sentenció el psicópata desinfectando los lugares por donde Killer había pasado.

-Oh, yo tengo otro- exclamó Coco mirando la información que su cliente le había enviado.

-Espera -Bloody Moon agarró a Sexkiller del brazo y lo detuvo antes de que se marchara -¿De qué encargo se trata, Coco?-

-Una chica de dieciséis años, quieren pedir un rescate por ella. Se llama Clara- respondió el nombrado.

-No deberías ir- canturreó el provocativo joven.

- ¿porqué? -

-Calle 12 del tercer distrito edificio 5G tercera planta B- habló Killer

- ¿Cómo lo sabes? - preguntó Coco con sorpresa.

-Digamos... que conozco al vecino de esa joven... es algo excéntrico- respondió.

- ¿En qué sentido? - preguntó Moon.

-En el que tiene la cabeza tan aleatoria como una baraja de cartas- respondió en tono burlesco – Buena suerte si decides ir-

Bloody se dejó caer sobre el blanco sofá y suspiró jugueteando con un puñal pequeño pero efectivo.

-Esto no me huele nada bien- musitó – Hay algo que no cuadra en todo esto, y tengo esta sensación desde que éste entró en casa- le dijo a Coco haciendo un gesto vago hacia Sexkiller.

-A mí también me resulta raro-

-Pues ánimo, a ver si lo averiguáis- dijo Killer dirigiéndose a la puerta.

-Que te estés quieto- ordenó Bloody agarrándolo con fuerza y mirándolo a los ojos, amenazador. La sed de sangre se reflejaba en su mirada-Te vas a quedar con nosotros ¿a que sí? -

-No, tengo trabajo. Unas fotos y sexo a cambio de siete mil-

Bloody lo empujó contra la pared agarrándolo con fuerza de sus bajos.

- ¿A que sí? -

Sexkiller tembló adolorido y asintió intentando empujarlo. Bloody Moon tiraba con tanta fuerza que sintió que hubiera sido menos doloroso ser cortado a trocitos.

-Genial. ¿Ves que no es tan complicado? - preguntó colocándole un plástico al sillón y sentándolo allí. Luego miró a Coco con seriedad –Ve a hacer ese encargo-

- ¡No es justo! ¡¿Por qué él si puede y yo...?!-

Sexkiller fue interrumpido por un dardo calmante que lo hizo desmayarse de golpe. Bloody miró a Coco con sorpresa, este sostenía una pistola y observaba con molestia al joven desmayado.

- No despertará hasta dentro de media hora más o menos- comentó dándole la pistola a Bloody.

-Oh, genial. Les daré mucho uso- afirmó Moon.

Coco asintió cogiendo una enorme bolsa de tela deportiva y metiendo en su interior un par de pistolas y varios cargadores de dardos somníferos. Así como una cuerda y cinta aislante. Tras cargarse la bolsa al hombro y colocarse su ropa totalmente negra miró a Bloody

-Si tengo problemas te avisaré. Cuento contigo-

Bloody asintió y lo dejó marchar quedándose solo con Sexkiller. Lo miró atentamente y negó. Jamás había oído su nombre hasta que Coco lo había mencionado. Claro que para un asesino como Bloody, como se llamaran los demás sicarios no le importaba en absoluto. Ninguno podía igualarlo... o tal vez...

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