Vivir para morir

656 105 45
                                    

Los gemidos que venían de la habitación de Lior pasaban por alto para mí, yo estaba perdido en el bastón, intentando resolver el elemento faltante, si Lior lo sabe, no me lo dirá, sea como sea el caso me tocará investigarlo.

Respiro profundo, mientras las sombras se siguen revoloteando en mi interior. Ahora tengo 2 opciones; orquestar el circo o ir de investigador.

—¿Por qué carajos tienen que tener sexo aquí? —Dana me lo pregunta indignada, a eso sólo puedo responder encogiéndome de hombros—. Tampoco es como te interese tanto que esté cogiendo a lado.

Arrugo mi frente, pues es la primera vez que la quejarse así de Lior. Aprieto con fuerza el bastón, porque lo que voy a preguntar me costará bastante, pero la lógica me llama.

—¿Te gusta Lior? —disparo sin anestesia.

—¿Qué más da si me gusta o no?

—No lo puedo creer.

Me levanto de la cama, cuando el dolor me invade de nuevo, por lo que debo sentarme con rapidez. Dana se apresura en auxiliarme por lo que termino acostándome otra vez.

—Tranquilo —me pide.

—¿Quieres que esté tranquilo? Te gusta el maldito de Lior, él trae algo entre manos, descubrieron algo sobre Zafiro, y quieres que esté tranquilo. ¿Te escuchas Dana? ¡Qué bien me vendría un poco de coca ahora!

—Basta Hugo ¿no ves que es eso lo que quiere Lior? Que te alteres.

—Eso lo tengo más que claro. Es por eso, que ya no podemos esperar más. En la última bifurcación en la que metí a Ebe me hice esto. Basta de ser cuidadosos. ¡Vamos a las ciudades a atacar, atacar de verdad!

—¡ Estás loco! —la cara de horror de mi hermana no me causaba ni media gracia, y sí, estoy muy seguro de que lo quiero hacer así.

—Tal vez lo esté —escupo las palabras con ira—. Pero no veo la hora de sacar la información a Helios, necesito saber qué es lo que falta para traerla de nuevo.

Dana se friega el rostro en pos a la desesperación, mientras que yo no puedo evitar apretar más y más fuerte al bastón, tengo una terrible necesidad de hacerlo, algo me dice que si no es ahora no será nunca, al menos, quiero tener el cuerpo de Zafiro con nosotros.

—¿Sabes qué fue lo que le dije a Zafiro cuando la busqué a su casa?

—No lo quiero saber —respondo tajante.

—Pero te lo diré de igual manera —se levanta con ganas de irse de mi habitación pronto—. Que en parte estaba feliz de su regreso, y mi otra mitad hubiera preferido que se mantenga escondida. Cuando eso temía a Alexandra, ahora me das miedo tú. Si la traes de regreso, seguiré pensando así Hugo.

—¿Qué me quieres decir? —inquiero acariciando la línea del enojo.

—No estás preparado, no te la mereces, no en esas condiciones. Pero eso es lo que pienso como hermana, como Nemosorum, sé que lo que traes entre manos quizás resulte.

Ella sale de la habitación al fin, pero no podía cantar victoria, apenas se fue, Alex acompañada de Rossana invaden mi espacio. No puedo evitar poner mis ojos en blanco cuando ambas me acusan con la mirada.

—¿Puedes con dos sellos verdad? —la voz de Ross me golpea con fuerza, ella está furiosa, claro que lo está, pero me vale una mierda— Hugo, debes deshacerte de ese sello, en cuanto puedas.

—No lo hará —responde Alex por mí— Así que lo mejor que podemos hacer es evitar hacer un escándalo por un tiempo, nada de hacernos los héroes hasta que controles tus nuevas sombras.

El Sol, el viento y la Oscuridad  [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora