A la mañana siguiente me levanto temprano para verificar que todo esté bien con señor Gruñón, y lo encontré estirando una de sus patitas para acomodarse como podía en su cama perruna de algodón, se ve tan tierno dando un pequeño suspiro, que me derrito de amor por él, cuando bajo mi mirada a su pequeña cicatriz, no puedo evitar pensar en todos esos poemas que le había escrito a la persona que amo ¡Esperen! ¿Dije amo? En verdad es así, amo a esa persona que Dios tiene preparada para mí, porque sé que será alguien con quien seré yo misma.
Suspiro, o al menos un intento fallido de eso, me da algo de tristeza saber que esos pensamientos ya no serán leídos, que ya no podre escribir algo parecido a lo que me había salido en aquella tarde lluviosa, no todos se los comió, pero tampoco se salvó ninguno, lo que no se pudo comer, ya los tenia hechos trizas.
Me inclino para acariciar su cabeza y verlo moverse con suavidad por la sensación de placer que estas le proporcionan, sonrío viendo sus gestos sin abrir los ojos. Él no es un chico problemático, es hasta el día de hoy, y todavía no entiendo qué le paso, admito que hace travesuras, esconde mis pantuflas, incluso les pega sus cuantos mordisquitos, pero mis libros él nunca los había tocado, mucho menos mi cuaderno de nota.
Por ahí dicen que para todo existe una primera vez, pues creo que tienen razón, incluso el niño más lindo y obediente tiene sus días de rebeldía.
Me levanto de la posición en que me encuentro, y paso mis manos sobre mi pijama para sacudir algunos cabellos del señor Gruñón que quedaron pegados como garrapatas, hoy tenía que conseguirme un cuaderno de notas nuevo, era urgente, no iba a parar de escribirle a esa persona que espero con paciencia, aunque hay días que me siento desesperada más de lo normal, y admito que he tenido muchos pensamientos cursis, de esos que te dan pena contar.
Que pueden esperar de mí, soy un poco unicornio como dice Ricardo, tengo 15 años, y a pesar que por ahí dicen que soy muy madura, en mi interior soy solo una niña que sueña con su príncipe azul, vestidos rosas empopados, junto con un palacio donde haya arcoíris de muchos colores, donde la paz de Dios inunde todo su interior y haya un felices para siempre.
Tras ese pensamiento tan romántico que se me pasó por la cabeza, me arrodillo y cierro los ojos para hablar con papito Dios:
—Hola padre celestial, soy yo Abi, aquella chica piel morena, cabello rizado y esponjado, ojos negros, pero destellantes, me pregunto: ¿Por qué me creaste con tanto brillo en ellos? Siempre doy la sensación de que estoy feliz, lo sabía, tú me dotaste de un súper poder y no me lo quisiste decir antes —sonreí al decirlo —padre, yo sé que me hiciste perfecta, aunque en muchas ocasiones quieran llegar a mi mente pensamientos diciéndome que no es así, creo que tú no creas a nadie por casualidad, todo lo haces perfecto, absolutamente todo, ayúdame a demostrar esa alegría, ese amor, esa seguridad a los demás, a mis compañeros, a mis amigos, a mis profesores, y a todos los que me rodean, necesito seguir siendo luz, sin importar que tan difícil sea, yo quiero expandir tu amor al que se me acerque —suelto una lágrima y suspiro —Gracias por todo señor, gracias por mi familia, y mi iglesia, ya casi estoy completa, solo me falta ya sabes que... —al momento de decir eso, se me pasa por la cabeza, esa persona perfecta para mí, y mi corazón palpita con fuerzas, —mándame a mi idóneo por favor, lo necesito, hay tantas cosas que quiero compartir con él ¿Sí? Te prometo que si me lo mandas este año, no lo trataré como osito de felpa...
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Querido Idóneo [Borrador] (Completa)
SpiritualAbigail era una chica muy cristiana, a pesar de sus 15 años, era muy madura en los caminos del señor, todas las noches al momento de acostarse le pedía a Dios que mandara a su idóneo, ese hombre que con solo verlo reflejará el amor que provenía de l...