Capítulo 32

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El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor...Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta...El amor nunca deja de ser...

Cierro mis ojos con fuerzas, estoy cansada, no he dormido en dos noches haciendo un trabajo de la clase de historia, y aparentemente, ya mi cuerpo me está comenzando a pasar la factura.

Suspiro y sigo escuchando el versículo sobre la preeminencia del amor al pastor. Mientras tanto, por inercia, empuño mis manos con tantas fuerzas, que arrugo la falda de mi vestido.

—¿Estás bien? —pregunta papá, dejándome ver su hermosa sonrisa.

—Estoy bien —digo devolviéndole la sonrisa.

—Es que te noto muy cansada.

—Lo estoy —le digo con sinceridad —Solo necesito dormir toda la tarde.

—Pues lo siento —interrumpe mi madre —Pero no se va a poder —arrugo mi frente por sus palabras.

—¿Por qué no se va a poder?

—Porque iremos a la casa de Natalia, después que salgamos de aquí.

—¿¡Qué!? —Mis ojos se abren y mi corazón palpita como loco.

¡No lo puedo creer!

—¿Qué te pasa unicornio? —la voz fastidiosa de Ricardo, me hace ver hacia su dirección y toparme de fondo con un perfil que probablemente ya conocía. Jack.

Sus ojos están pendientes de cada movimiento del pastor, su atención fija, sin que nadie lo distrajera.

Mi corazón no deja de moverse, pero al mismo tiempo me deja saber que hay algo que le incomoda, que le duele.

—Unicornio... ¡Hey!, ¡Unicornio! —Ricardo vuelve a ver a mi dirección y se da cuenta que estoy viendo a Jack, el cual se encuentra en la otra columna de sillas, a una distancia prudente —Vaya —dice viéndome de regreso con una sonrisa malévola —¿Qué tenemos aquí? —niego con mi cabeza para que no siguiera, pero no lo logro —Oye, mamá...

—Mamá, nada —calla mi madre —Dejen de interrumpir la predica, par de maleducados —sonrío con vergüenza y me reacomodo —Y tú Abi, es mejor que duermas unos minutos en el carro de ida a casa de Natalia, porque pasaremos toda la tarde allá.

No pues, que bonito lo que me toca.

¿No es qué debería de alejarme completamente de Jack?

Pues así como va doña Carmen, lo que hará, es que me meta en un gravísimo problema.

Solo a ellas dos se les ocurre hacer reunión un domingo, para socializar, cuando yo no tengo ganas ni de ver al tipo ese.

Asiento con la cabeza, y me preparo para lo peor.

Asiento con la cabeza, y me preparo para lo peor

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Querido Idóneo [Borrador] (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora