Capítulo 54.

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Días después...





Lo veo a los ojos, están tan cálidos, pero llenos de lágrimas, nunca pensé que este momento llegara, pero llegó, el tiempo pasó tan rápido, y no hay vuelta atrás.

Es el momento de despedirnos.

Bajo mi rostro con un profundo dolor en mi pecho, y mis lágrimas caen sin detenerlas más, le prometí a Jack no hacerlo, pero es que duele tanto, duele ya no ver esa sonrisa tan encantadora, esos ojos que me parecían el cielo mismo, duele separarte de la persona que habías estado esperando toda la vida, de ese ser que combina perfectamente con tu alma. Y es que Dios hace cosas perfectas.

Y en esas ultimas palabras pienso una y mil veces.

Dios hace las cosas perfectas.

Jack levanta mi rostro con sus manos sobre mis mejillas.

—No sabes cómo me está costando hacer esto Abi, mi corazón duele tanto, pero...

—Jack, no, no tienes que explicarme, sabíamos que esto iba a pasar —el coloca su frente sobre la mía y respira profundo cerrando los ojos.

—No quiero —dice derramando más lágrimas. Siento su dolor en mi pecho, y me duele hasta el alma —Siento mucho miedo —confiesa —Siento mucho miedo de no regresar y no volver a verte.

Coloco mis manos sobre su cintura y seguimos en la misma posición. Su respiración se mezcla con la mía y antes de decirnos algo, ambos cerramos los ojos.

¿Por qué cuestan tanto las pedidas?

—Dios tiene el control —digo aun con mis ojos cerrados.

Aunque mi corazón duela y pida a grito que Jack se quede, Dios ha hablado, ¿y quiénes somos nosotros para ir en contra de lo que nos manda?

Nadie, no somos absolutamente nadie.

—Yo sé —dice abriendo los ojos —Yo sé que debo ser fuerte, e incluso te pedí que confiáramos en todo esto, pero es que ahora mismo estoy dudando, estoy dudando hasta de mí mismo —separamos nuestra frentes una de la otra y veo su dulce carita, me parte el corazón en dos cuando noto que está sufriendo, sé que es difícil para él, porque no solo se está separando de mí, sino también siente que va a un lugar totalmente desconocido.

Dios ha encargado a la familia Gagnon una misión súper importante, y estoy segura que cualquier adolescente estaría en la misma posición de Jack.

Todo sentimos miedo a las cosas desconocidas, a los lugares sin descubrir.

—¿Sabes Jack?, yo pienso que estás haciendo lo correcto, tu padre y tú escucharon la voz de Dios, y te aseguro que eso trae mayores recompensas —sonríe en medio de toda la tristeza —Me encanta que no tengas miedo de decir que tienes miedo, porque todos en algún punto lo tenemos, pero aunque lo tengas y estés dudando, estoy tan orgullosa de ti. Recuerdo el día que te vi por primera vez, sentí algo muy especial, sabía que estabas destinado para algo grande, y luego pasaron los días y te fui conociendo, y lo único que deseabas, era regresar a casa. Jack, desde un principio el propósito de Dios fue cumplido en este lugar, ¿no te das cuenta?

Vuelve a poner su frente sobre la mía y subir sus manos para acariciar mis mejillas.

—También me enamoré perdidamente de ti, y créeme, jamás he sentido todo esto que siento por ti, lo sabés, sabés el sentimiento tan profundo que todo mi ser siente por ti, pero también sé que el propósito de Dios en estos momentos es más grande que todo lo que podemos sentir, ni siquiera puedo lograr describir la magnitud de su gracia. Abi, puedo dudar de mí, de todo esto que tengo que hacer, pero lo que nunca voy a dudar, es que Dios es bueno, y esto que te voy a decir, no es una promesa, yo sé que así será, nos volveremos a ver, y ese día estaremos listo.

Sonrío mientras sale una lágrima tras otra, recorriendo mi mejilla.

Jack las limpia y me sonríe con mucha paz en su rostro. Sé que Dios nos ha ayudado en este momento difícil.

—Yo estoy segura que así será —digo casi a punto de caer sobre el piso.

—Jack, campeón, es hora de irnos —Felipe me sonríe animándome, sabía que este momento era muy difícil, pero tenía que apurar a su hijo, el vuelo estaba por salir, y el momento había llegado.

—Dios te bendiga mi hermosa chica —sonríe y besa mi frente tan delicadamente que mis piernas empiezan a temblar —Te veré pronto —dice dándome un último beso sobre mi mejilla.

—Adiós —digo con un nudo en mi garganta cuando veo que da la media vuelta y poco a poco sus dedos se deslizan de mi mano.

Su cuerpo empieza a alejarse de mí y lo veo caminar hasta donde están Felipe y Natalia.

Pongo mis manos sobre mi pecho y lloro sin consuelo. Los tres desaparecen por una puerta enorme y ya no puedo más. Voy caer sobre el suelo.

—Todo está bien —su voz suave y delicada me detienen y sus brazos me refugian en su pecho para no dejarme caer.

—Lo sé papá —digo llorando sobre su pecho.

—Dios está obrando en ustedes dos de una manera que sobre pasa entendimiento, y cuando menos se lo esperen, estarán juntos como él quiere.

—¿Lo crees? —le pregunto despegándome de su pecho.

—No lo creo, estoy seguro —dice sonriendo —Es que solo bastó ver esa despedida y darse cuenta lo especial que Dios generó en ustedes dos. Solo él puede hacerlo Abigail, solo Dios puede unirlos de nuevo, y lo hará.

Le regreso la sonrisa con una fuerte sensación de paz y esperanza.

Nos volveremos a ver mi Querido Jack, sé que así será.

Querido Idóneo [Borrador] (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora