🗡Capitulo 39🗡

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Narrador omnisciente

Pasó un tiempo, todos siguieron conversando en el incómodo ambiente cuando el sonido de una pistola de bengala se escuchó, todos voltearon al origen del ruido y vieron humo de color verde, lo que indicaba que la legión se encontraba cerca. Para Eren eran noticias excelentes, pero para Bertholdt y Reiner eran de lo peor por lo que tenían que actuar si querían salir vivos de ahí.

-Maldición, no creí que estuvieran tan cerca.- dijo Reiner con el ceño fruncido.

-Reiner, debemos irnos.- dijo Bertholdt apurado.

-¡No! Debemos volver por Christa.- dijo Ymir.

-¡¿Realmente nos arriesgarás por ella?!- preguntó el rubio irritado.

-No podemos abandonarla. Ella ha sufrido de igual manera que nosotros sin siquiera merecerlo.- explicó la morena.

Reiner se quedó pensando en lo que decía y al final terminó por aceptar la petición de la morena, con la condición de que ella fuera por ella para agilizar las cosas.

-Está bien, pero ¿qué haremos con la bella durmiente?- preguntó Ymir mientras miraba a la blanquecina.

-No te preocupes por eso, ella despertará antes de que regreses.- dijo Bertholdt serio.

-Está bien.- dijo para levantarse y cortar su mano para convertirse en aquel pequeño titan.

-Ymir, no vayas a tardar.- dijo Reiner.

El titan asintió y salió disparado hacia el origen de las bengalas, balanceándose entre las ramas de los árboles. Mientras la morena iba por su compañera, Reiner se acercó a donde se encontraba Eren, golpeó su estómago dejándolo así inhabilitado, tomó su cuerpo y lo amarró para así evitar que escapara.

-Bertholdt, tú llevarás a Eren para que yo pueda transformarme e irnos de aquí.- dijo Reiner con seguridad.

-Sí, pero ¿qué pasará con Hina?- preguntó el moreno mientras veía a su novia.

-Ella tendrá que despertar o de lo contrario no podremos llevarla.- dijo Reiner pensativo mientras miraba el cuerpo de la chica con algo de seriedad.

-¿La dejaremos para que vuelva a la legión?- pregunté incrédulo ya que eso no debería pasar o de lo contrario sería nuestro fin.

-No exactamente.- dijo serio y cortante mientras miraba de manera fría a Hina.

Bertholdt se quedó pensando un momento, analizando las palabras de su amigo hasta que entendió el mensaje, si Hina no despertaba Reiner la mataría para evitar darle ventaja a los humanos. El moreno no dijo nada simplemente rezaba que ella despertara antes de que Ymir volviera.

-Vamos, despierta ángel.- pensaba mientras abrazaba el cuerpo con miedo.

****

Narra Hina

No estoy segura cuánto tiempo he estado dormida, pero cuando volví a abrir los ojos yo me encontraba recostada en una rama de árbol, me levanté un poco y vi que frente a mi se encontraba Bertholdt y Eren totalmente inmovilizado en su espalda, miré a mi lado derecho y vi a Reiner mirar hacia el interior del bosque. Algo estaba pasando.

-¿Dónde está Ymir?- pensé al no ver a la morena por ningún lado.

Me quedé un momento en silencio hasta que intenté levantarme de la superficie, pero al menor esfuerzo sentí una punzada en el abdomen dejando salir así un gemido de dolor. En el momento en que se escuchó el pequeño gemido, la mirada de todos los presentes se posaron en mi; Bertholdt se acercó a mi y terminó por abrazarme con emoción y alivio.

No quise corresponderle, pero el sentirme tranquila en sus brazos fue algo que extrañaba y a cada momento anhelaba así que fue imposible no hacerlo. Durante el abrazo miré a Eren que me veía con el ceño fruncido como si me pidiera que apuñalara a Bertholdt por la espalda y lo ayudara a salir de aquí, pero hacer eso era imposible para mi; desvié la mirada de la turquesa y apreté más al moreno.

-Ángel, debemos de irnos.- dijo mi moreno mientras me tomaba de la mano y me ayudaba a levantarme.

Me levanté y estaba por decir algo cuando escuché a Reiner decir:

-Ahí viene.

Lo miré y vi como saltó de la rama donde anteriormente se encontraba para así transformarse y comenzar a correr, Bertholdt me tomó de la cintura para saltar y así engancharse a la armadura de Reiner, segundos después de que quedáramos sobre el hombro de Reiner sentimos una sacudida y al girar mi cabeza me encontré a Ymir en su forma titan.

-Bertholdt, ¿a dónde vamos?- pregunté temerosa de la respuesta.

-Iremos a casa mi amor.- dijo contento regalándome así una hermosa sonrisa, pero... esa fue la peor respuesta que me pudieron haber dado.

Miré hacia atrás y vi a la legión de reconocimiento venir detrás de nosotros, pero aún en los caballos no podrían alcanzarnos, Reiner era muy rápido aún teniendo esa armadura. Debía hacer algo para que ellos no vinieran hacia nosotros y entregarles a Eren, pero no tenía ni una idea de que lo haría.

Mientras miraba hacia la legión noté que Ymir traía en la mano a Christa, intenté acercarme a la chica para saber su estado, pero cuando ésta me miró supo que estaba preocupada y terminó por decir:

-Estoy bien.

Asentí y volteé a ver al horizonte, necesitaba actuar antes de que algo más ocurriera; seguí pensando hasta que escuché un grito femenino que no era de ninguno de los presentes, giré la cabeza y me encontré a Mikasa, ella se miraba demasiado macabra y determinada a matar a los traidores y eso no lo podía permitir.

-Reiner necesitamos que nos protejas.- Gritó Bertholdt al ver a la azabache.

El rubio al oírlo, nos encerró entre su cuello y sus manos usando éstas como un techo impenetrable; escuché a Mikasa gritar del otro lado intentando que Christa entrara en razón y la dejara matar a Ymir, pero este no era el momento para razonar.

-Algo viene.- susurré al sentir vibraciones de algo grande o voluminoso.

-¡Mikasa!- grité mientras me acercaba a un hueco que había entre los dedos de Reiner.

Esperé un poco y cuando estuve frente a mi, ella me sonrió un poco aliviada, pero al ver mi rostro su sonrisa se esfumó.

-Mikasa, debes irte. Algo viene para acá, algo grande.- le dije agitada.

-No dejaré a Eren.- dijo agitada y enojada.

-Mikasa... Vete.- dije seria intentando que se fuera.

La azabache me miró un momento, terminó por obedecerme y se alejó, bajé un poco la mirada hasta que escuché:

-Hina, ¿qué sucede?- preguntó Bertholdt confundido.

No dije nada simplemente me hinqué, me sostuve del cuerpo de Reiner para así esperar el impacto. Pasaron un par de segundos cuando sentimos a Reiner apresurar el paso y no pasó mucho para sentir como chocábamos con algo. El impacto fue tan fuerte que terminé por estamparme contra el cuello de Reiner haciendo que mi frente se abriera un poco.

-¡Hina! ¿Estás bien?- preguntó mi moreno preocupado mientras se levantaba y se acercaba un poco a mi.

-Sí.- susurré mientras tocaba mi frente e intentaba enfocar la vista en la armadura frente a mi.

-Erwin... sé que esto es obra tuya y más te vale que sepas lo que haces.- pensé un poco irritada.

Narrador omnisciente

En el momento en que los titanes fueron llevados por Erwin hacia los traidores, el destino estuvo seguro y en él se tenía escrito que la sangre correría sin importar el resultado. Cuando el titan colosal chocó con la horda de titanes provocó el inicio del caos y de una batalla que nunca desearon iniciar y mucho menos participar.

"La sangre es lo que sustenta a la guerra y ahora... la lluvia de sangre nos ahoga."

CONTINUARÁ...

Asi que siempre fuiste tu //Bertholdt&tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora