🗡Capitulo 51🗡

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Narra Hina

Cuando esa cosa comenzó a acercarse a mi, comencé a retroceder hasta que mi espalda chocó contra la pared de la celda, me maldije mentalmente, pero ya no tenía escapatoria por lo que me decidí enfrentar a mis demonios. Me levanté como pude del suelo e intenté mover las manos, pero las malditas cadenas que me impedían mover mis brazos por lo que si llegara a agredirme, no podría defenderme.

-¿Quién eres?- pregunté seria.

Esa persona no respondió, simplemente me siguió acercándose, pero yo seguí preguntando y la respuesta era la misma hasta que llegué a mi límite y terminé por darle un rodillazo al estómago para que se detuviera, pero antes de que pudiera tocarlo éste detuvo mi golpe. Abrí los ojos de golpe, lo miré y fue en ese momento en que él acercó una mano a la capucha de su capa para terminar por retirarla dejándome ver su rostro.

-Berth... Bertholdt...- susurré sin poder creer lo que mis ojos veían.

-Hola ángel.- dijo con una sonrisa en los labios.

No... no puede ser... él debía irse.... ¡¿Qué está haciendo aquí?! Fruncí el ceño, me acerqué a él para así terminar por usar mi peso para empujarlo y alejarlo de mi; en el momento en que recuperó el equilibrio me miró confuso por mi acción mientras que yo simplemente me quedé mirándolo fríamente.

No quería verlo ya que él me lastimó, me mintió, solo me utilizó para acercarse a Eren y protegerlos de todos los superiores, así que él al igual que yo debíamos morir; él por traidor y yo por ser una estúpida y caer en sus garras.

-Ángel...- intentó decir.

-Cállate, vete de aquí. No quiero volver a verte.- dije enojada mientras volvía a sentarme en la esquina de la habitación para esperar mi muerte.

-Hina, escúchame por favor. No me iré de aquí sin ti.- dijo serio y firme haciendo que mi mirada se centrara en él con seriedad.

-¿Para qué me quieres? Ya no tengo influencias en las murallas, ya no tengo el apoyo de nadie, todos saben lo que hice y no durarán en disparar a mi o a quienes me ayuden. Ya no te soy útil, así que lárgate de aquí.- Grité enojada ya que no podía volver a ilusionarme con él.

-Yo nunca te quise para eso y lo sabes.- dijo mientras se acercaba a mi enojado.

-¿¡Entonces para qué?! ¿¡Para cojer?! Entonces también lo conseguirte, ¿qué más quieres de mi?-pregunté sin entender.

-Te quiero a ti.- contestó tan serio, con una voz gruesa, tan sensual que en otras circulanstancias pude haberme mojado.

Me quedé callada, no sabía qué decirle, me costaba mucho creer en sus palabras después de todo lo que pasó.

-¿Por qué vendría aquí si no me importarás? Mis sentimientos por ti y todas las palabras que te dije desde el corazón fueron verdad, no puedo mentirte ni quise hacerlo, todos los momentos que pasamos, cada beso, cada caricia, cada roce de piel con piel fue tan real como estas paredes, como el que yo esté aquí solamente por ti, arriesgando mi vida.- dijo mientras me miraba fijamente; sabía que no me mentía ya que sus ojos me daban ese brillo especial que tanto amaba, pero... no podía creerle o podría salir herida de nuevo.

-¿Sabes algo? No te creo.- dije mientras me acercaba a él retándolo con la mirada.

Él se quedó callado, me di la vuelta y di un par de pasos hacia la pared de la habitación; no volví a escuchar nada mas que un suspiro, después escuché unos lentos y pesados pasos, segundos después lo escuché hablar.

-Si no quieres creerme está bien, pero no me iré de aquí hasta que comas y bebas algo.- dijo serio.

Abrí un poco los ojos, pero era inútil comer o beber algo ya que en menos de 24 hrs, dejaría de respirar por lo que era una perdida de tiempo. Volteé a verlo y terminé por decirle:

-No tengo hambre.

No dijo nada, simplemente se acercó a mi, tomó las cadenas de mis muñecas y terminó por engancharlas en un pedazo de hierro que estaba en la pared; intenté soltarme, pero simplemente no podía, al parecer la maldita cadena se había atorado.

-Maldición....- pensé al ver que no podía moverme.

-Bebe.- dijo mientras me acercaba la cantinflora a los labios, pero cerré la mandíbula para evitar que el agua entrara en mi boca aunque poco logró entrar.

-No estoy jugando y no tengo tiempo para esto.- dijo mientras pasaba su pulga por mi labio para así comenzar a abrir paso a mi boca.

Cuando logró abrirla, vi como bebió un poco de agua y terminó por besarme para así pasarme el agua, su lengua acarició la mía obligándome a terminar por pasar el agua de mi garganta.

No pude evitar beber el agua, pero la maldita y placentera sensación que me había hecho sentir; cuando nos separamos un hilo de saliva nos unía, Bertholdt se alejó para beber un poco más de agua, tomó un poco de agua y volvió a besarme para que la bebiera, pero a comparación del anterior, éste duró muy poco ya que solo tomé el agua y terminé por alejarme.

El moreno me miró un poco confundido y antes de que pudiera hacer algo, le escupí la poca agua que tenía en la boca, noté que frunció el ceño evidentemente enojado, pero supongo que algo en mi rostro lo hizo entender la situación, supongo que fue mi rostro estaba lleno lujuria, todo por su maldita actitud de macho. Te odio Fubar, pero aún me encantas y quiero disfrutarte aunque sea una vez más.

-¿Quieres hacerme enojar?-preguntó mientras colocaba un brazo arriba de mi cabeza y terminaba por acercar su rostro al mío.

-Tal vez...- dije con un tono burlón.

-Si es así, entonces te castigaré.- dijo con un tono sombrío y con una sonrisa un poco tétrica.

Por un momento pensé que esto sería malo, pero después de mirar esos ojos chocolates supe que esta noche sería algo que nunca podría olvidar y ansiaba con toda mi alma.

"Vamos cachorro... Castígame antes de que rompa las cadenas y me arrepienta."

CONTINUARÁ...

Asi que siempre fuiste tu //Bertholdt&tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora