🗡Capitulo 58🗡

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Narra Amelie 

Después de haber acabado con la pelea y haberle hecho ver que aquella masa calcinada era Hina, Bertholdt lloró con toda su alma por la pei blanca; a pesar de todo lo que Hina me había contado de su relación, no pude creer en los sentimientos del titan.

Así que, cruelmente, dejaría morir a mi amiga para que el traidor y todos los presentes presenciaran un acto tan ruin que pueda quedar en sus mentes y puedan verlo incluso en sus sueños por haber jugado con la gente. 

Iba a irme y sufrir mi duelo en otro lado cuando el moreno comenzó a rogar ayuda para salvarla. Aquello me causó confusión y al verlo a los ojos pude ver un verdadero terror, un inmenso terror al pensar en que la perdería. 

Aquello me hizo ver mi error y reconocer sus sentimientos por lo que comencé a pensar que tal vez podríamos salvarla, pero debía ser rápido. 

-¿Debemos hacer algo?- preguntó la chica mirándome.

-Sí, no podemos irnos así.- dije seria mientras miraba sus ojos.

Aún no estoy segura de si es correcto llevarla a la fuente ya que Hina podría sanar por su cuenta, pero... llevamos un tiempo y su cuerpo no ha hecho nada, lo que es extraño y comienza a asustarme.

-¿Qué planeas?- preguntó la reina. 

-La llevaremos a la fuente, pero debemos darnos prisa.- dije mirando a la masa.- Su cuerpo está fallando.

Tora y yo estuvimos hablando cuando Armin se acercó a nosotras, nos miró con culpabilidad y dijo:

-Ella está muriendo, verdad?

Lo miramos un momento, yo no pude decirle nada ya que era obvio y sabía que él se culpaba por ello, pero no tenía las palabras ni el ánimo para hacerlo sentir mejor. 

-Tal vez podamos hacer algo.- dijo Tora ignorando una respuesta a su pregunta.

Aquellas palabras le hizo cambiar su expresión, me sentí bien al verlo optimista, pero ahora no teníamos tiempo para esto ya que debían preparar todo y llevar a Hina. 

-Tora, iré a preparar todo.- dije mientras miraba que debajo de nosotros se encontraban los caballos.- Necesito que Mikasa, Hanji, Sasha y tú, lleven el cuerpo al subterráneo.  

-Está bien.- dijo la chica mientras me miraba seria. 

-Las veo allá.- dije para así lanzarme del tejado. 

Una vez que caí del tejado, me acerqué a un caballo y sin decir nada, tomé las riendas y lo hice correr en dirección a la muralla Rose. Debía darme prisa si quería que Hina viviera, aunque no estoy segura de que eso vaya a funcionar. 

*Tiempo después*

Narra Bertholdt 

*Sueño*

No sé dónde estoy, no hay nada a mi alrededor, todo es de color negro, no puedo escuchar nada que no sean mis pensamientos, pero puedo percibir un olor horrible. No estoy seguro de qué puede ser, pero es un olor desagradable, por ahora creo que puede ser estiércol. 

Pero eso no era lo importante, si no era el hecho de que aquel olor lo conocía... era familiar.

Algo que mi mente no podía o, mejor dicho, no quería recordar.

Volteo a todos lados buscando el posible origen de éste, pero no encontré nada, sin embargo el olor está ahí por lo que me dispuse a seguirlo y con cada paso que daba éste se hacía más fuerte lo que me daba la idea de que estaba cerca.

Asi que siempre fuiste tu //Bertholdt&tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora