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Por suerte para la morena el autobús al que subieron estaba casi lleno, así no tenía que sentarse al lado de Sandra y tener un viaje incómodo. Todo fue bien hasta que bajaron del transporte. Para llegar a la casa de Camila tenían que caminar un par de cuadras más.

Ninguna decía nada, dejaron que el incómodo silencio las inundara en su camino a la residencia Cabello. La mirada de Camila iba clavada en sus zapatos escolares y sus manos agarraban con fuerza las cintas de su mochila. Sandra tenía sus manos a la altura de su regazo y jugueteaba nerviosamente con sus dedos mientras paseaba la mirada por los alrededores.

Al estar a unos cuantos metros de la casa de la morena esta levantó la mirada encontrándose con el auto de su padre aparcado en la cochera.

-¿Regresaba hoy?- se preguntó Camila maldiciendo su memoria.

-Eh, Sandra, -paró de caminar frente a su casa y detuvo a su ex mejor amiga. -no podemos hablar hoy, recordé que tengo cosas pendientes. -recibió una mirada confundida por parte de Sandra. Era obvio que no le creía, seguía conociendo las actitudes de Camila, para desgracia de esta.

-¿Por qué estás tan nerviosa? -preguntó ladeando la cabeza.

-En serio tienes que irte. -prácticamente le rogó. Escuchó la puerta de su casa siendo abierta a sus espaldas y seguido la vez de su padre.

-¡Sandra! Qué gusto volver a verte, tenías tiempo sin venir a visitarnos. -exclamó Alejandro muy feliz.

-Mierda- pensó Camila.

Sandra le sonrió nerviosamente antes de acercarse a Alejandro.

-Hola, señor Cabello, -saludó amablemente recibiendo un caluroso abrazo por parte del hombre, causando una sonrisa en el rostro de ambos. -he estado un poco ocupada en casa y mi madre me tiene literalmente encarcelada. -dijo divertida lanzándole una mirada discreta a Camila.

-¿Qué te he dicho sobre llamarme señor Cabello? -reclamó el hombre con diversión en la voz.

-Que lo llame Alejandro porque lo hago sentir viejo. -respondió ella riendo contagiando a Alejandro.

-¿Te quedas a comer? No acepto un no por respuesta. -advirtió antes de que Sandra pudiera responder.

-Está bien. -aceptó ella sonriendo.

Alejandro le pasó el brazo por los hombros y ambos entraron a la casa. Sandra giró la cabeza y murmuró un "lo siento" con los labios antes de desaparecer de la vista de la morena.

-No lo veo por dos semanas y saluda mejor a Sandra y a su hija la olvida. -murmuró Camila para si misma. Con un suspiro entró a su casa.

Se topó con su madre en el pasillo, llevaba un trapo en las manos y tenía puesto el delantal. Sinuhe la miró confundida señalando discretamente a Sandra que estaba charlando animadamente con su padre en la sala. Camila se encogió de hombros en respuesta a la mirada interrogante de su madre.

-Sandra, -la llamó Camila. -vamos a mi habitación mientras mi madre termina la comida. -ella asintió y corrió a su lado. -Ah, hola papá. -dijo con ironía y molestia a su padre. Subió las escaleras rápidamente sin ser consciente del arrepentimiento de su padre al olvidar saludar a su hija. Alejandro recibió un gran regaño por parte de su esposa.

Arriba, ambas chicas se encontraron a Sofía. La pequeña Cabello saludó con un beso en la mejilla a su hermana y se fue corriendo hacia las escaleras, ignorando completamente a Sandra quien hizo una mueca pero se mantuvo en silencio.

Entraron a la habitación de la morena, la más pequeña dejó su mochila junto a la cama.

-¿Me dejas cambiarme y luego platicamos? -preguntó Camila, recibió un asentamiento así que tomó ropa de su armario y salió de la habitación para ir al baño.

Me enamoré de ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora