CAPÍTULO 3: Instintos

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-¡Alguacil, los Danvers dicen haberle disparado a la criatura que se estaba cazando a su ganado!- Michael Davis acababa de ingresar al despacho de Morrison un tanto apresurado, los policías en las afueras del lugar se habían agrupado en divisiones, tomando diferentes áreas del pueblo en resguardo; la espesa neblina, lúgubre y helada, no concedía beneficio alguno en las aceleradas búsquedas y por momentos la señal de las comunicaciones parecía interrumpirse.

Mathew Morrison se levantó velozmente de su asiento, tomando el revólver del cajón de su escritorio y guardándolo en el estuche de su cinturón.

-¿Mataron a..."la criatura"?- El Alguacil parecía esperanzado, al fin alguien decía haber visto algo en el lugar, y no eran solo rumores sin fundamento, como todas las historias que se comenzaron a susurrar desde que apareció la primera víctima.

-No lo sé señor, dijeron que era una especie de "monstruo"... será mejor que venga usted mismo- Davis se veía impaciente.

-Sí, es lo que estaba por hacer... vámonos, hubiera preferido que llamaran- Continuó el Alguacil, encaminándose hacia la puerta, seguido del joven y rubio policía.

-Lo intentamos señor,- Davis extrajo el celular de su bolsillo y encendió la pantalla, observándola con disgusto- Parece que no hay señal...-

Morrison también extrajo su móvil- Cierto... es extraño, como si el pueblo entero hubiera sido aislado por esta brumosa neblina- Morrison levantó la vista, acababan de salir a la carretera y apenas si podían distinguirse los vehículos estacionados a dos metros cerca de ellos. La bruma era tan espesa que parecía poder palparse.

La granja de los Danvers no se encontraba alejada del lugar, apenas a medio kilómetro, por lo que ambos policías siguieron la carretera cuesta arriba sin problemas, en aquel camino recto era imposible de perderse, aún con aquella cegadora neblina, así que usando sus linternas, llegaron en menos de diez minutos e ingresaron a la propiedad agrícola, donde un pequeño grupo de seis policías los esperaba.

-¿Que ocurrió Thomas?- El alguacil ingresó a la vivienda de la familia, luego de cruzar un par de hectáreas repletas de maizales, el terreno nada accidentado permitía la siembra de varios tipos de cultivo a lo largo del pueblo, siendo varias las familias poseedoras de enormes hectáreas.

-Alguacil, hasta que llegó- Thomas Danvers, propietario de aquel terreno y padre de tres hijos se veía exhausto, llevaba aún su viejo rifle de caza en las manos y a pesar del frio latente se divisaban débiles gotas de sudor brotar de su calva cabeza. –Pues vi a una criatura extraña, había trepado sobre una de mis vacas y la mordía- El grueso sujeto secó su sudor con un pañuelo percudido- No me había visto, así que llame a mi hijo Gale y le disparé a esa cosa... venga le enseñare donde fue-

Morrison avanzó junto al hombre y los demás policías, salieron rumbo al campo de pastizales, donde el ganado vacuno se alimentaba sin problemas.

-¿Esto a qué hora fue?... ¿cómo era la criatura que mencionas?- Preguntó el alguacil, observando con detenimiento el suelo para no pisar ningún maloliente excremento.

-Fue cuando esta maldita niebla comenzó a bajar... había ido a resguardar mi ganado y lo vi...- Thomas frunció el ceño- Era feo, muy feo y pequeño, parecía un...simio, un pequeño simio verrugoso, con una nariz ancha como de murciélago y unos brazos bien largos y delgados; el solo recordarlo me estremece el cuerpo por completo-.

-Bien...- El Alguacil se agacho frente a una seca mancha de sangre- ¿Aquí le disparaste cierto?-

-Sí, un tiro directo a su espalda, lanzó un horrible chillido y salió huyendo como rata a cuatro patas, era demasiado rápido...- El granjero se agachó junto al alguacil- Corrió de frente, supongo hacia la granja de los Martell- Exclamó señalando con su índice.

En las Fauces del Vampiro (+18) [Actualizacion LENTA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora