-Si lo que dicen los Carmack es cierto, y creo que lo es, entraremos a ese lugar y mataremos todo lo que se encuentre allí... ¡¿ENTENDIDO?!- Morrison se hallaba fuera de sí, la noticia de la desaparición de su hija hacía dos días lo devastó por completo y convirtió la búsqueda de los desaparecidos en su mayor prioridad, el horror se incrementó aún más con el hallazgo del cuerpo mutilado de Ethan Massets, novio de la infortunada Tessa en casa del Alguacil el mismo día de su desaparición; su muerte contrastaba con el resto de víctimas, y su cuerpo fue el más sencillo de reconocer, acuchillado decenas de veces por un aparente puñal de queratina encontrado en la escena, tan afilado como el acero.
-Señor, todos están listos para partir-Michael Davis se encontraba limpiando el cañón de su revolver con una franela grisácea y polvorienta- ¿Está seguro de lo que dicen el señor Carmack?-Preguntó el rubio policía con cierta desconfianza- Hace cinco días revisamos aquella granja abandonada, no había nada inusual, yo mismo estuve ahí-.
-Sé que el viejo Carmack es un borracho y suele inventarse muchas cosas...-Respondió Morrison impaciente, el tono gélido en su voz denotaban la extrema angustia que cargaba dentro de sí, el dolor de perder a su hija y la impotencia de no saber que habría acontecido con ella, lo abrumaban llevándolo al borde de la agonía; él haría lo que fuera por recuperarla.- Pero aun así, es una pista y la seguiremos, él dijo que vio a aquellas extrañas alimañas que otros en el pueblo han divisado estos días-continuó- Dijo que las vio entrar a la abandonada granja de Blackrock y yo le creo; no sabemos lo que son, pero sé, que sea lo que sea lo mataremos a tiros... ¡Así que no pierdan el tiempo que todos nos vamos hacia allá en este momento!-Exclamó con autoridad hacia la veintena de policías reunidos para la operación.
Morrison tomó una escopeta del despacho de armas, no había usado una en seis años y la sensación al tocar el frio metal le devolvían a la mente desagradables recuerdos. Los demás policías tampoco habían usado estas armas en mucho tiempo, y los jóvenes novatos apenas si las tocaron en el entrenamiento. La cantidad de escopetas escaseaban y menos de la mitad se hicieron con ellas, dejando a los demás solo con sus pistolas y revólveres.
La espeluznante niebla cubriendo la totalidad del pueblo impedía el ingreso de los rayos solares, que débiles y ahogados, apenas se divisaban por sobre las nubes, intentando penetrar la cúpula nebulosa y grisácea. El reloj marcaba diez minutos para las cuatro, pero con aquella neblina el día se observaba sumergido en un eterno crepúsculo, cambiante solo con la llegada del anochecer.
El Alguacil se dirigía hacia las afueras junto a su grupo, cuando comenzó a oírse un débil "ring-ring" proveniente del teléfono de la jefatura.
-¡Demonios!-Exclamó Morrison apretando los dientes- Esperen aquí un momento, iré ver qué ocurre-. Expresó fastidiado el alguacil, ingresando hacia el despacho de atención, tomando la llamada.
Transcurrieron un par de minutos, hasta que Morrison volvió a salir del lugar.
-¿Todo bien, señor?- Preguntó nervioso un joven policía de cabello castaño y ojos cafés, recién recibido en la unidad hace menos de dos meses.
-Davis, Jobbs y Snowather- Morrison pronunció los apellidos con pesar- Les dejo a ustedes tres esta operación,...hubiera deseado ir con ustedes, pero viene hacia aquí Moira Kellog, la Alguacil de Niton... y es mi maldita responsabilidad esperarla y sabes que es lo que quiere- Al oír aquello todos parecieron sorprendidos, pero no se pronunciaron de ninguna manera.-Ya tienen sus órdenes, síganlas y todo estará bien, usen las radios de onda corta que entregué el día de ayer para comunicarse, pues parece que la señal de móviles aún sigue detenida, no lo olviden, es el canal tres, y el cuatro si es emergencia; es todo, ¡Muévanse, y regresen con resultados!- Exclamó finalizando el improvisado discurso para nada alentador.
ESTÁS LEYENDO
En las Fauces del Vampiro (+18) [Actualizacion LENTA]
VampireCuentan las antiguas leyendas que los vampiros existían mucho antes del dominio humano sobre la Tierra; su raza era una abominación e insulto al orden natural de la vida, criaturas forjadas por la voluntad de una terrible entidad tan monstruosa como...