CAPÍTULO 18: Ojos de Fuego

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– ¡Hope, hey Hope! ¡Despierta! – Moira sacudía ligeramente el frágil cuerpo de la pequeña niña. Una luz de día, apenas perceptible, se colaba por las rendijas de aquellos tablones que cubrían las pocas ventanas. Hope parpadeó lentamente, sobando sus párpados con pesadez, limpiándolos de blanquecinas legañas que se escurrían hasta sus mejillas.

– ¿Ya amaneció? – Balbuceó pesarosa. Chaint yacía sobre otro sofá a un extremo de la barra, colocándose con prisa sus gruesas botas militares. Moira había encendido un cigarrillo y el humo parecía envolver aquella cálida atmosfera aislada de la externa gelidez.

–Ponte rápido los zapatos – Expresó la policía con cierto tono maternal – Ten, aquí hay algunas galletas y jugo de durazno –.

– ¿Tú no desayunas? – Preguntó Hope; para tener nueve años, la pequeña niña mantenía una henchida perspicacia, había asimilado rápidamente lo que ocurría y dejado de llorar hacía muchas horas. Quizás su infante mente lograba bloquear de alguna forma aquellos destellos de emoción, permitiendo que su cordura no sea arrebatada al sobrevivir a tales horrores.

–Ya bebimos un poco de jugo – Mintió la policía – Termínalo, es lo poco que queda, tendremos que traer provisiones de otro lado –.

–Pero en el sótano hay raciones militares para un cubrir un pequeño ejército – Comentó Chaint, acercándose a la mujer.

–Esa comida es asquerosa – Replicó – A dos calles está una bodega y el Hotel One Holyrood, apuesto que aún permanecen repletos de comida –.

–Si...creo que deberíamos ir, total, solo nos queda esperar a que los refuerzos lleguen –. Musitó el joven cazador.

– ¿19 horas eh? – Moira mordió la colilla del cigarro, divisando el viejo reloj de pared colgado tras la barra – No sé si fiarme de tus tropas –.

–Tendremos que – Finalizó Chaint – Por ahora, centrémonos en vivir, allá afuera parece que todo está calmado –.

–Es irónico, el punto que une la Isla al país es de apenas tres kilómetros y aun así no hay manera de salir... – Moira expelió una última bocanada de humo, apretando la colilla sobrante en su puño derecho; un fugaz golpeteo en las escaleras inundó el letárgico ambiente y tres figuras aparecieron ingresando al salón de bebidas.

– ¿Ya están todos despiertos? – Preguntó Moira a la pareja sobreviviente y al oficial de policía. Charlie y Kristen se apresuraron y tomaron algunas de las galletas que Moira había extraído de la destrozada máquina expendedora y colocado sobre la barra. Kristen tomó asiento en el sofá junto a Hope y comenzó a platicar con ella. Deseaba disipar aquella terrorífica carga que apuñalaba sus pensamientos y charlar con la pequeña niña parecía aliviar el tormento.

Charlie se mantuvo junto al alguacil, preocupado por los próximos planes a concretarse.

–Déjame adivinar, allá arriba hay una borracha –. Moira apretó los dientes.

–Resaca, ya la desperté, pero se ve muy mal – Morrison se sentó sobre una banca junto a la barra – Creo que tardará en recuperarse –.

–Lo mejor entonces será permanecer aquí – Sentenció Chaint – Hasta que los refuerzos lleguen –.

–Esperemos que lo hagan – Morrison tomó una de las galletas y de mala gana rasgó la envoltura plástica – Aún no pierdo las esperanzas – Musitó cabizbajo – Tengo que ver a Tessa de nuevo –.

El ambiente exterior por momentos permanecía en total silencio, cubierto por la bruma espectral, de rato en rato chillidos y aleteos se oían rodeando el edificio, e insanos gritos desgarrantes arrancaban el alma del cuerpo. Sabían que allá afuera aún yacían muchos sobrevivientes, varias familias escondidas, ocultas en sus viviendas al igual que ellos, aletargando sus espantosas muertes.

En las Fauces del Vampiro (+18) [Actualizacion LENTA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora