Morrison se levantó del viejo sillón corroído, su rostro inexpresivo parecía desear emitir un bestial alarido, contenido por aquellos puños cerrados, duramente enrojecidos.
– ¡¿Estás diciendo que lo que tanto temíamos ocurrió?!– El furioso policía apenas lograba contener su ferviente enojo.
– ¡Vuélveme a gritar y te pego un maldito tiro! – Regynia tampoco refrenaba su funesta ira, y ahora permanecía sobre la barra, bebiendo de lleno una fría botella de vodka. Los demás individuos presentes, permanecían en silencio, simplemente observando y asimilando la devastadora noticia que la joven cazadora traía consigo.
– ¿Que tan poderoso es? – Moira se pronunció serena, había arropado a la pequeña Hope y se limitaba a sostenerla en su regazo; intentar explicarle todo resultaría difícil, por lo que solo expresó que no era el apocalipsis, y que ocurriese lo que ocurriese, ella la mantendría a salvo. Quizás una promesa vacía, pero Moira estaba decidida a no perder a ningún compañero más.
En segundos, Regynia vació el fermentado contenido de la botella en su garganta, quebrando el vidrio al lanzarlo contra el suelo. – Es capaz de mover objetos con solo el pensamiento– Respondió la agotada muchacha– Telequinesis– susurró– ahora porta una armadura forjada con cráneos, corona su cabeza con espinas afiladas y porta una enorme espada extraordinariamente monstruosa. Apuesto que posee otras habilidades, que, si nosotros hubiéramos logrado contemplaras, no habría logrado escapar–.
– ¿Y qué me dices de estas dos espadas? – El ímpetu de Mathew Morrison parecía aplacarse.
– Allá abajo encontramos una gruta de la que jamás habíamos oído anteriormente– Continuó relatando la joven cazadora– El metal de estas espadas lastima al vampiro, parecen forjadas en plata– Indicó, observando al policía levantar con dificultad una de las pesadas hojas de metal.
– ¿Solo encontraron esas dos? – Preguntó Chaint que se mantuvo callado hasta el momento, se encontraba distante, sentado sobre una vieja silla ocupando una pequeña mesita del bar, parecía escribir en silencio sobre varias hojas sueltas que había extendido sobre la superficie de madera, cubriendo los papeles de variados apuntes, gráficos y garabatos.
– Llevas allí casi una hora– Le increpó Moira, girando hacia el menudo muchacho – ¿Qué estas dibujando? – .
– No son dibujos– Farfulló Chaint sumergiéndose nuevamente entre las hojas– Trato de diseñar un plan que nos sea infalible, mañana estará llegando la caballería, esperemos sobrevivir hasta entonces–.
– Así que te respondieron– El rostro de Regynia de pronto se iluminó– Odio admitir que tuvieron razón, debimos esperar por los refuerzos y no...–.
– Ya no te lamentes– Moira suspiró con desdén– No ganaremos nada discutiendo, el vampiro se burló de ustedes, jugó con ustedes, y ya no puedes cambiarlo. Perdimos a dos buenos soldados, y créeme que es doloroso, pero aún estas tú... y él; esto no termina mientras todos nosotros seamos consumidos por gusanos en un ataúd–.
Morrison soltó una ligera risilla. – Me gustó tu charla inspiracional, pero ¿Que podemos hacer estando aquí?, Si esas bestias vinieran en este momento por nosotros, no lograríamos retenerlas ni cinco minutos, Dios sabe que estará haciendo ese vampiro, ahora que ya recuperó su anhelado anillo–.
– No creo que nos considere un peligro– Regynia mordió con desdén su labio inferior– Ustedes no lo vieron, pero esa presencia imponente que destilaba corrupción era soberbia pura, claro que está planeando algo, algo muy grande y supongo que su siguiente paso será migrar hacia Inglaterra–.
– Por ahora solo podemos esperar, y armas todos los planes posibles– Chaint regresó a su labor tras las hojas de papel.
– ¿Aún hay agua? – Regynia bostezó, rascando la tenue costra que nacía de una punzante herida en su hombro izquierdo. Su cuerpo se encontraba repleto de ennegrecidos golpes, contusiones y un agudo dolor en el occidente de su tórax indicaba que posiblemente mantenía una o dos costillas ligeramente quebradas.
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En las Fauces del Vampiro (+18) [Actualizacion LENTA]
VampireCuentan las antiguas leyendas que los vampiros existían mucho antes del dominio humano sobre la Tierra; su raza era una abominación e insulto al orden natural de la vida, criaturas forjadas por la voluntad de una terrible entidad tan monstruosa como...