CAPÍTULO 6: Alimañas

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-¡Ni se te ocurra entrar!- Exclamó Moira contemplando horrorizada la terrible escena que se alzaba frente a sus ojos.- Creo que esos tipos tenían razón... Morrison, ¿Qué demonios ocurre aquí?-

El alguacil no respondió, solo observaba la aparición que se erguía amenazante frente a ellos, aquello era un mensaje, una grotesca y enfermiza señal de dominio.

-Me dijo que mi hija estaba aquí... tengo que...-

-Sería un suicidio- La enorme mujer lo sujetó del hombro antes de que él diera un paso más.- Prometo que sacaremos a tu hija, pero de nada servirá que ella esté viva y tu mueras.- Finalizó.

Morrison apretó los puños y dientes, conteniendo su funesta ira.- ¿Lo bajamos?- Pregunto con desdén.

-Dejémoslo...sé que es cruel...- Moira escupió al suelo.- Pero, es lo único que impedirá que cualquier persona intente ingresar en estos momentos...además valoro mi vida y no me acercaré por un hombre que ya está muerto.- Ambos se alejaron lentamente, asustados, echando furtivos vistazos a los alrededores, dejando atrás el cuerpo de Michael que había sido empalado en una lanza de madera; sin cabeza, la punta afilada sobresalía por el muñón de la garganta cubierta de sangre coagulada. Su pectoral derecho se hallaba totalmente desollado y traía marcado en el otro extremo un demoníaco símbolo: el pentáculo invertido. Morrison solo lo había reconocido gracias a las botas y el jean que este llevaba puesto, antes de ser enviado a su temprana muerte.

-Es mi culpa...yo lo envié ahí.- El Alguacil tomó un cigarrillo de la cajetilla de Moira mientras esta conducía el vehículo de vuelta a la estación.

-¿Creí que tu no fumabas?- Moira también encendió uno para ella.- No pierdas la cabeza, no ahora; si es tu culpa, pero no lo sabías, y ya está muerto, al igual que todos ellos. Eso no cambiará, debemos detener esto, así que iremos donde los tipos del Bar- Ordenó ella con autoridad, girando una curva a toda velocidad, envolviendo en lodo el capó del auto.

-¡Maldición ten cuidado!, podríamos...-

-¡Ya casi es medianoche!, señor policía- Exclamó ella con burla, tomando otra curva en aquella carretera sin asfaltar, perteneciente a la zona agrícola.- Pusiste una orden de toque de queda ¡No chocaremos con nadie!-.

-Si lo sé, pero con esta velocidad el auto podría volcar... ¡OH DIOS MIO!-

La sangre oscura salpicó en el vidrio delantero del vehículo, envolviendo de rojo la luna al pasar el parabrisas. Moira frenó en seco, por unos instantes el ambiente fue cubierto de un aura sepulcral interrumpida solo por el chasquido del motor encendido; pero entonces un conjunto de gruñidos fantasmales comenzó a oírse merodear alrededor del auto. El sonido de algo moviéndose entre los altos maizales, como un seseo de víbora hambrienta, así que, sin esperar ningún segundo más, Moira volvió a poner el vehículo en marcha, frente a un asustado Morrison que había quedado enmudecido.

-¿Qué... ¿qué demonios fue eso... Que arrollaste?- Preguntó en el momento en que alejándose, mirando a través de la luna posterior, observó despavorido un conjunto de brillantes ojos carmesí, acechando a través de los maizales.

-Era una de esas cosas...lo que te dije que ataca a mi comunidad- Respondió Moira exhalando por la nariz el humo de su cigarrillo.- ¿Dónde queda ese maldito bar?-

-A cinco calles- Morrison parecía haber calmado un poco, era la primera vez que vislumbraba a alguna de esas aberraciones y por más que lo deseara, al cerrar los ojos su mente era inundada por la grotesca imagen de aquellas monstruosidades de rostro simiesco y brillantes ojos rojos.

-Entra a la vía asfaltada- Indicó él, bostezando con cansancio- Ingresa en esa curva, solo avanza de frente y verás el enorme panel brillante que supongo a estas horas ha de estar encendido-.

En las Fauces del Vampiro (+18) [Actualizacion LENTA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora