CAPÍTULO 11: Artilugio

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-Desacelera Moira- Destrok observó a través del cristal delantero, parcialmente quebrado en el ataque de los feroces murciélagos gigantes- ¿Ya entramos a la autopista, cierto? -.

-Creo que estamos en el camino correcto- Expresó Morrison sin apartar su vista del ennegrecido cielo- ¡Esta maldita neblina me enferma! -.

El vehículo avanzaba con lentitud esta vez, por momentos los grotescos gruñidos provenientes del cielo envolvían la tétrica atmósfera en un aura sepulcral; el auto giró un par de veces, atravesando una delgada autopista, inundada de múltiples restos humanos. Kristen cerró los ojos, acurrucándose en los brazos de su tiritante esposo. Todos se mantenían en silencio, contemplando con detenimiento la enfermiza carnicería; gruesas gotas de agua de pronto descendieron del cielo, anunciando la llegada de una furiosa garúa, que, envolviendo el suelo, procedió a cubrir la bermeja putrefacción, bañando la autopista de un encendido y maloliente tono carmesí. El vehículo continuó sin detenerse, hasta alcanzar aquella conocida zona residencial, la niebla parecía atenuarse, divisándose los no muy altos edificios rodear la vacía autopista.

- ¡Atraviésalo! - Ordenó Destrok a la temeraria conductora, contemplando un par de grandes camionetas volcadas en medio del camino.

- ¿Crees que sus ocupantes sobrevivieron? - Preguntó Kristen a Regynia, sin alzar la voz. La joven cazadora echó un sutil vistazo por la ventana, en el momento en que Moira traspasaba aquella barrera vehicular, destrozando en el acto, parte del parachoques y una de las brillantes luces delanteras. -No hay cadáveres...-Respondió sin emoción- Si esos murciélagos volcaron los autos es posible que se los hayan cargado después...quizás si lograron escapar, pero, sinceramente no creo que en este momento respiren-.

El viejo bar de pronto fue avistado entre aquella espesura blanquecina, algunos paneles luminiscentes aún permanecían encendidos y un gran poste eléctrico yacía desplomado en la entrada del sitio, expulsando amenazantes centellas brillantes que diluían la neblina, cubriendo la atmósfera de una parpadeante luz mortal.

Moira frenó deprisa, ascendiendo hacia la desgastada acera, para evitar que aquellas chispas de electricidad alcanzasen el metal del auto. El sitio permanecía totalmente desolado, oyéndose únicamente el incesante gorgoteo de lluvia.

-Algo no está bien...- Destrok tiró la puerta del vehículo, abriéndola con fiereza- Apresúrense y tomen sus armas-Expresó descendiendo hacia el frio exterior, vigilando el cielo con escopeta en mano, por si alguna de aquellas diabólicas alimañas aparecía. El equipo descendió deprisa, sin quitar la vista de aquello que yacía por sobre sus cabezas; Charlie y su esposa Kristen, sin comprender mucho lo que ocurría, solo atinaron a obedecer la orden de su salvador, permaneciendo junto a la pequeña y temeraria Regynia.

Serpiente del desierto!- Exclamó el cazador casi gritando, esperando recibir una respuesta que no se pronunció. Regynia suspiró, tomando la mano de Kristen que parecía tiritar envuelta en pavor. Mack sostuvo una lata de cerveza, que yacía estrujada en el suelo, lanzándola al instante hacia la única ventana, en el segundo piso del edificio, que permanecía con el vidrio intacto.

El ceño de Destrok se arrugó, y los dedos de su mano izquierda se vieron enlazados formando un inflamado puño, el cazador, sin pronunciar palabra, avanzó de prisa hacia la doble puerta del bar, pero Morrison lo detuvo.

-Espera, cazador- Expresó el alguacil, colocando su mano en el fornido hombro del impaciente individuo- No pierdas la cabeza, podría...-.

-Suéltame, Morrison- Destrok ni siquiera volteó hacia el grupo- Tomen sus malditas armas, si el vampiro aún se encuentra allí, no importa que pase... ¡Lo reventamos a tiros! -.

En las Fauces del Vampiro (+18) [Actualizacion LENTA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora