Prólogo. [Editado]

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Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana...


La Galaxia está en Guerra. La República se encuentra en apuros, tras el intento de asesinato de la Senadora de Naboo, Padmé Amidala, la tensión se siente cada vez más presente a medida que pasan las horas. La votación en el Senado Galáctico de la República es el evento más esperado por muchos, sobre todo por los recientes sucesos que involucran influencia Separatista.

Por ahora, la prioridad de muchos es velar por el bien de sus pueblos y de la República, la cual esta bajo el mandato del Canciller Sheev Palpatine. Por otro lado, esto es un momento decisivo para los Jedi, quienes siempre de han caracterizado por ser un punto neutral y de negociación en distintos conflictos a lo largo del tiempo, sin embargo, esto marcaría un momento histórico, el que implicaría la presencia de los Jedi en guerra desde hace más de cientos de eones, desde la guerra contra los Sith.

Pero tanto los Jedi como los Sith comparten una profecía, la cual se ha distorsionado en los miles de años que ha existido, aunque el principio es el mismo: un ser, poderoso en la Fuerza, sería quien le daría un balance a la Fuerza. Armonía y paz. Para los Jedi, la profecía habla de un Jedi que devolverá el equilibrio y la paz a la galaxia, y destruiría a el Lado Oscuro de la Fuerza.

Se cree que este ser de Fuerza sería Anakin Skywalker, un joven padawan de 19 años.

Pero esa no es la profecía completa.


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Hace cinco años atrás...

Año 27 BBY.

Naboo siempre será un hermoso lugar en mis recuerdos, sin importar que haya sucedido. En mi vida, debo admitir, existe un antes y un después, un momento que define no solo la clase de persona que soy, sino que el papel que desempeñaré el resto de mi vida y la importancia que tendré para el resto.

Evidentemente, aquel entonces no tome en cuenta el peso de sus palabras, o si quiera la importancia que iba a tener su presencia durante esos tres años de mi vida. Por aquel entonces, pensé que ese punto de quiebre sería cuando conocí a mi familia adoptiva, pero el momento en que Count Dooku se posicionó ante mí, no supe que realmente estaba sucediendo.

Años más tarde, lo entendí todo.

Fui rescatada por quienes actualmente son mis padres adoptivos, a la edad de 5 años, un cazarrecompensas intentó sobornar a mi padre vendiéndole un esclavo, quien era yo. Este cazarrecompensas no se percató de que sobornar a un político de Naboo era ilegal, pues en este planeta la esclavitud no existe al ser un crimen de lesa humanidad.

No fue hasta la edad de 10 años que extrañas cosas sucedían a mi alrededor, no entendía que sucedía.

"Leila." Mi padre, una figura política de Naboo siempre ha sido un hombre noble, dispuesto a ayudar a quien sea sin pedir algo a cambio, es una de las cosas que siempre admiré de él.

"¿Sí?" Observar Naboo desde el balcón de mi habitación era una forma de tranquilizarme, siempre me ayudó hacer eso.

"Hay alguien que quiere conocerte."

Me detuve ante eso. ¿Quién? Fruncí el ceño y simplemente asentí.

"Un maestro Jedi. Su nombre es Yoda." Me dice ante la confusión en mi mirada.

Star Wars: Los misterios de la FuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora