Capítulo: 11 Ponte en mi lugar

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Pasaron varios segundos y aleje mi rostro de su pecho limpiando los restos de lágrimas en mi mejillas. El abrió sus brazos y me echó una rápida de inspección con una mirada de preocupación la cual no juzgue.

- ¿Ya pasó? - preguntó

Solo asentí con la cabeza mientras secaba mis lágrimas. De seguro mi rostro era todo un desastre contrario al suyo.

Lo mire a los ojos y esos ojos ahora se veían tan sinceros y llenos de una preocupación que no podía ver antes ya que los cubría la desconfianza que sentía.

Acababa de llorar frente a esos ojos y ya no sabía en qué pensar, no era de exponer mis sentimientos así frente a nadie y por "mis sentimientos" me refería a mostrarme débil y dejar que el me viera llorando.

Mi mente se sentía agotada. Estaba agotada de tanto pensar, de tanto llorar y de estar a la defensiva en todo momento. Finalmente cedí, pero no me iba a rendir, no ahora. Seque mis lágrimas guarde mis emociones como solía hacerlo siempre y me puse seria.

- ¿Y bien?... - pregunte, feliz de que mi voz no sonara tan quebrada.

- ¿Y bien? - repitió, sorprendido por mi repentino cambio de humor.

- ¿Qué es lo que quieres con migo? - me limité lo más que pude de lanzar algún suspiro o expresión.

Mi pregunta fue directa, ya no daría más rodeos. Yo solo quería saber sus intenciones de una vez por todas.

- Vamos a sentarnos. Ven... - dijo mientras pasaba por detrás de mí abriendo la puerta y tomando una remera negra de sobre la cama.

Me quedé de pie en la habitación. Lancé un suspiro y cuando voltee Cristian me tomo del brazo con suavidad jalandome por el pasillo hasta quedar ambos en el living.

- !Déjame! - le grité, empujándolo del brazo.

- ¡Te dije que vinieras! - Exclamó él soltandome me enseguida.

- Eso no justifica nada... ya te lo he dicho antes ¡no me vuelvas a tocar sin mi permiso! - le recalque y mi voz era completo odio y desprecio.

Su rostro dio un repentino cambio ahora estaba aún más serio.

Inmediatamente dudé y no supe si lo que acababa de decir estaba bien. Yo solo sabía que no quería a este sujeto tan cerca de mí de nuevo. Solo quería respuestas.

- Está bien - dijo echando un suspiro de frustración.

Su mirada seria estaba perdida en alguna parte de la habitación, hubiera sido inútil averiguar en qué pensaba así que preferí ignorarlo. Si al final de cuentas quien tenía derecho a estar enfadada en esta situación era yo.

Sin aviso se dirigío a unos de los sillones y tomó asiento. Lo seguí y me acomode a una distancia razonable de él dándole el gusto de verme de frente.

El rompió el silencio y comenzó a hablar mientras se acomodaba la remera negra que se acababa de poner.

- Voy a ser franco contigo, y de la misma manera necesito que tú también lo seas. - dijo viéndome fijo - Quiero que me digas lo que necesito saber y eso implica contarme todo. Completamente todo, desde el día del accidente hasta hoy. También quiero que me digas los mensajes y las llamadas que has estado recibiendo todo...

Con una especie de distracción nada disimulada lo interrumpí.

- ¿Y por qué contártelo todo a ti?. No confió en ti. ¿Qué es lo que buscas? - pregunte y mi voz sonó en verdad odiosa.

Su mirada lejida me dio a entender que lo estaba hartando.

- Entiendo tu enojo pero no busco nada, solo intento ayudarte... quiero saber que ocurre.

SILENCIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora