Capitulo 37 Mil razones y motivos

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El aire dentro de la casa es pesado. Las gruesas cortinas anulan toda la luz de fuera y dentro luce muy oscuro y lúgubre.

Mis pies chocaron con una segunda botella de alcohol y el tintineo de esta acaba contra los pies de Cristian.

- Que haces aquí niña? - Pregunta el con una voz gruesa y cansada. Su voz es lo que alcanzó a oir antes que verle. Su aspecto es en verdad degradante, tiene el rostro demacrado, los ojos venosos y rojizos, unas ojeras que enegresian aun mas su mirada y una pequeña barba que apenas surcaba su rostro.

- ¿Que haces tu aquí? - devuelvo la pregunta. - No puedes simplemente alejarte de las personas sin esperar que ellas te busquen. - Le Explico

- Lárgate - Ordena mientras me clava su oscura mirada intentamdo ser amenazante.

- No - Replicó. Miro a su alrededor y vuelvo a patear la botella junto a sus pies asiendola a un lado. - No eres fans de la limpieza por lo que veo.

- Te dije que te largaras - grita mientras golpea al suelo con su mano empuñada. Sus oscuros ojos se fijan en mi una vez mas, tenía esa mirada fría y tan oscura de siempre pero esta vez había algo mas podía ver algo mas algo que se entaba formando en su interior desde hacia tiempo el cual lo estaba consumiendo.

- ¡Mierda! Cristian - Exclamo y me alarmo de lo que veo. Su profunda mirada y su dolor era tan grande que lo estaba tragando y llevando sin aviso a un agujero que le darária vueltas y haria que el muera solo. Me sorprendia verlo así, tan debil, tan cansado, tan acabado. Se estaba acabando a si mismo.

Estar roto no es lindo, ser la comidilla de los demás tampoco y mucho menos ahogarte en tu dolor. Se perfectamente lo que el siente se lo que es consumirse a sí mismo sin una sola salida. Yo había pasado por aquello luego de ver la muerte de Peter y era algo difícil.

- Ya puedes alejarme Cristian - Dijo viendo a esos oscuros ojos que ya no causan ese efecto de temor en mi - Quiero ayudarte. Quiero ayudarte a que vuelvas a ser tú. - Confieso.

- Eso no pasará niña ya nadie puede ayudarme. - Dice el.

Mis ojos se fijan aun mas en su mirada. Esa mirada que me duele y me pide a gritos que lo saque de este agujero frío y desolador. El esta destruido. El... Cristian. El chico que no le temia a nada, ni siquiera a la muerte, el no estaba allí.

- Cristian - Susurro - Este no eres tu Cristian. Este no es el chico que conocí. El que me rescato más veces de las que puedo contar y el que me destruyó... - Su mirada regresa a mi. - y construyó nuevamente. - mi voz se aclara y baja a la vez - Todo el tiempo yo creía que la vida no tenía sentido. Llegué a creer que había perdido la guerra desde antes de todo esto - Expliqué y eso era nuevo tanto para Cristian que como para mí - No tengo un pasado agradable Cristian. Todo esto solo me empujó a la crisis a vivir por venganza para darle sentido a mi vida pero cuando ella ya no fue lo suficiente - Me detuve buscando las palabras correctas - Damian se había ido pero tu también lo habías hecho Cristian. Emilie salvo mi vida y quería hacer lo mismo con la tuya. De alguna manera hice su lucha mia y eso me mantuvo de pie, ya no más venganza, ya no más falsedad, ya no mas desconfianza y miedos. Había cambiado pero me hacía falta algo, me hacías falta tu. Te necesitaba a ti Cristian. - Expliqué. - Te quiero a ti y si aveces tememos que nos maten, salir heridos - Digo apuntando mi vientre en dónde la bala había estado - Pero es mucho peor que nos destruyan ¿no crees? - Preguntó - Pero tu y yo ya sabemos eso y aunque asi suseda yo me encargaré de unir cada unas de las piezas en su lugar Cristian... Sólo déjame intentarlo. - Pido.

- No podras quitar la culpa Jess y este dolor que me consume. - Dice el con la mirada intentando ser dura pero ella me pide ayuda. - Tu no me necesitas, tu mereces algo mejor - dice negando con la cabeza y poniéndose duro una vez mas.

SILENCIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora