Capitulo 36 Sigue soñando

44 7 0
                                    

- Quédate conmigo - Pido y lloro desalentandome.

No era así como debía terminar nuestra pequeña historia de amor. No era así. ¿Porque todo tenía que ser tan duro para mi?. Comenze a llorar.

Sentí los dedos de Cristian agarrar los míos un momento antes de creer que su voz baja vibrara débilmente en mi mente.

«Niña». Con esa sola palabra, mi corazón se llenó de alegría.

- ¡Estoy aquí! Estoy justo aquí. Cristian. ¡Te amo tanto! - Sollocé en respuesta. Antes de que pudiera contenerme, mi boca voló a la suya. Estaba a horcajadas sobre sus labios, mis codos estaban plantados en cada lado de su cabeza, sin querer causarle más daño, pero incapaz de contenerme de abrazarlo. Entonces, justo así, él me abrazó en un fuerte abrazo, y me derrumbé sobre él. - ¡Te haré más daño! - Chillé, levantándome de él. Sabía que estaba muy mal herido.

- Tú eres lo que me hace sentir mejor - murmuró, encontrándose con mi boca y cortando efectivamente mi protesta. Sus ojos se cerraron, las líneas del cansancio y el estrés apretaban sus rasgos, y aún así la manera en que él me besaba derretía cualquier otra preocupación. Me relajé en mi postura, hundiéndome encima de su forma larga e inclinada. Su mano se movió a la parte trasera de mi camisa, sintiéndola cálida y sólida mientras se acercaba más.

- Estaba aterrada de lo que quizás te pudiera suceder - escupí.

- Estaba aterrorizado pensando lo mismo sobre ti.- Responde él y se endereza abriendo los ojos como platos tras notar en donde nos encontramos.

- Damián... - empecé y él me interrumpió.

- Pero... ¿Que hacen aqui? - Pregunta de golpe.

Cristian mira a Scott y este abre los ojos comprendiendo algo que ambos sospechaban.

- Lo sabía - dice Scott y saca su arma de su cintura sosteniendola con ambas manos mientras voltea y mira hacia atrás como esperando que algo saliers de ahí a atacarnos justo en ese momento.

- ¿Policía? - dice una voz melodiosamente la cual me es familiar. Una figura se acerca entre la penumbra. Unos ojos oscurecidos por la maldad que lo consumía y sed de venganza. Los ojos de Nicolás. Además de sus ojos podía ver también en su brazo un yeso y en el otro un arma. - Que gusto volver a encontrarnos - Dice de la misma manera que antes.

- Que lastima que yo no pueda decir lo mismo. - Responde Scott y levanta el arma junto con la vista apuntando perfectamente a la cabeza de Nicolás pero el no se inmuta, solo menea su cabeza con pereza y me ve de reojo.

- ¡Qué tal! - Exclama melodioso con una cínica sonrisa - ¿Aún sigues con vida? - Pregunta arrugando el rostro incrédulo de lo que ve - ¿Y Eliot? - Pregunta.

La sangre me hierve de solo escuchar a alguien como el nombrar a Eliot.

- ¿Qué tal tu brazo? - Espeto poniéndome de pie junto con Cristian quien sujeto de mi brazo.

El rostro de Nicolás se ensombrece y yo recuerdo cuando Eliot se lo quebró.

- Perra - masculla y me apunta con su arma.

- Ey - dice Scott elevando una mano y llamando su atención. - Tu asunto es conmigo ¿recuerdas? - Pregunta dando un paso al frente colocándose en la mira del arma siendo ahora apuntado el en vez de mi.

- Dos pájaros de un tiro - Dice Nicolás aún más animado y levantando el arma quitándole el seguro.

- ¿No deberíamos avisar de esto a Iván? - Pregunta una voz familiar. Alargó mi vista a el chico detrás de Nicolás cruzado de brazos recostado sobre la pared con un buzo azul que no deja ver su rostro por la capucha que lleva.

SILENCIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora