Despierto.
- Buenos días nena - Dice la voz ronca de Cristian junto a mi. - ¿Una pesadilla? - Pegunta notando la sorpresa en mi rostro.
Parpadeo para acostumbrarme a la luz de la habitación.
- No - Respondo con claridad.
Cristian me abraza, siento el cálido calor de su piel junto a la mía y adoro esa electricidad que probóca solo el tener un poco de su rose.
- ¿No vas a preguntarme que soñé? - Pegunto colocándo su rostro frente al mío.
- Muero por saber - Le digo con sarcasmo volteando de su vista. Mientras lo escucho reír.
Me encuentro viendo a la ventana de nuestro nuevo cuarto y la luz del sol filtrarse por las cortinas hasta chocar con el piso de madera donde mi mochila azul y mis zapatillas están tumbadas.
- Ah. Se me olvidaba que eres como un duende gruñón en las mañanas. - Se burló el. - Pero hoy si tuve un bonito sueño. - Comentó.
- Un sueño - Digo volteando a verle. Admiro sus negras pestañas casi del mismo color que sus ojos. Su deslumbrante sonrisa y esos encantadores oyuelos picarones que descansan a un lado de ella. - Cuéntame - Le pido y su sonrisa se ensancha.
Por mucho tiempo en mi vida no había tenido sueños que escuchar ni contar y ahora los tenía. También ya no despertaba por las pesadillas, aveces lo hacía por la cegadora luz, el despertador y mi favoritos, los suaves movimientos de Cristian en la cama.
Ojalá pudiera decir que así era siempre, pero las pesadillas aveces aparecían disfrazadas de sueños, aveces era Damián otra veces Ivan o Sebastián pero al final encontraba la paz y el perdón. Como el Peter por limpiar su nombre y confesar su verdad, El de Eliot quien me impulsaba a luchar con ese grandioso título de guerrera que me había dado, otras veces Emilie dándome fe y más confianza, pero las mejores eran cuando encontraba el propio, mi propia paz y perdón. Habia ganado más que eso, más razones y motivos de vivir y seguir adelante que cualquier sueño ya parecía alcanzable para mí.
Cristian me mira fijamente con ojos cargados de deseo y se lo que esa mirada más su piraca sonrisa significan.
- ¿Contártelo? - Preguntó - Mejor te lo enseñó - Dijo.
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(Una semana atrás)El bullicio de las personas hablando, las rueditas de las maletas y los megáfono informando nos rodeaba a los cuatro, al igual también lo hacia la cálida luz del atardecer atravesando los amplios cristales del aeropuerto.
- Ya sabes que si no la cuidas... “Te mataré” - Amenazan ambos al unisono Natalie y Scott.
Veo como ellos encuentran sus miradas y los cálidos ojos de Scott junto con los celeste de Natalie brillan.
- Bueno, creo que ustedes tienen mucho más en común - Remarca Cristián con una sonrísa.
- Si, ambos definitivamente quieren matarte Cristian - Le explicó apuntando a ambos con una disimulada preocupación por él.
- No envidio tus amigos - Se burló el.
- Claro que lo haces - Dijo Natalie abandonando su lugar y lanzandose para darme creo que el cuarto o quinto abrazo de el día. - Voy a extrañarte muchísimo - Dijo casi llorando junto a mi oído. Apreté su cuerpo contra el mío conteniendo las lágrimas pero aquello era casi imposible.
- Y yo a ti y a todos tus regaños - Dije casi sollozando.
Cristian y Scott se palmearon las espaldas y murmuraron algunas cosas que no llegue a oír. Cuando me aparte de Natalie, Cristian me habló.
- Nuestro vuelo espera nena - Informó tomando su valija del suelo.
El nerviosismo me recorrió cuando el me habló. Natalie se apartó de mí y Scott me dió un rápido abrazo. - Cuídate mucho presiosa - me susurro.
- Gracias por todo - Le dije acariciando su enmarañado cabello por última vez.
- Tu... ya te despedite enano - Dijo Cristian a Scott pasando su mano a su hombro e intentando alejarlo de mi, pero aquello era casi imposible.
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Miro por la ventanilla las montañas volverse pequeñas frente a mí, y los brillantes y celestes lagos. El reflejo de un atardecer choca contra ellos dejando pintado un color anaranjado, el bellísimo reflejo del cielo. Todo se vuelve más y mas pequeño. El pequeño pueblo en el que me había criado se quedaba atrás.
El avión comienza a tomar aún mas movimiento y mi estómago siente como un cosquilleo sube. «Aquí vamos» Piensó. Siento la mano de Cristian posarse sobre la mia y dejo la ventanilla solo para verlo a él.
- Todo estará bien. - Dice tranquilizador - ¿Confias en mi? - Pregunta.
Mis ojos se iluminan con su pregunta.
- Siempre - Digo y sonrió - En ti, por tus miles de razones y motivos.
***Fin***
****♥╣Mil razones
y
mil motivos╠♥****
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SILENCIO
ActionJessica es una estudiante universitaria con parciales, una madre con problemas, trabajo y poco tiempo para una vida social activa, pero todo su mundo se pone aún más estresante cuando comienza a recibir varias amenazas. ¿De quien? ¿Que es lo que qu...