Elizabeth suspiró hondo sus brillantes pupilas se reflejan en las mías haciendo que todo tenga sentido.
—Nicholas creo que no es un buen momento que estés aquí.
—Parece que nunca es un buen momento
La atraigo hacia mí y ella se suelta.
—Es todo, vete tienes que irte estoy aquí con alguien, por si no te diste cuenta
—No me di cuenta aun y no me interesa.
—Vete no me voy a cansar de repetírtelo hasta que te vayas. VETE.
— ¡NO, ÉL SE IRA!
Exclamo en ira señalando a John.
—NECESITO HABLAR CONTIGO. ASI QUE PUEDES IRTE JOHN.
Ella tapó su rostro de la vergüenza que le causé aquel momento. En silencio abrió la puerta me hiso pasar y sin querer hecho un estornudo de nuevo.
—Solo te dejé pasar porque estas con la ropa húmeda y te la secaré no me gusta que te enfermaras por mi culpa.
—Yo ya estoy enfermo.
— ¿Qué quieres decir con eso?
—Estoy enfermo de amor por ti. ¿Qué acaso no lo notas? YA ME CANSÉ ESTOY HARTO.
—A MI NO ME GRITES. ¡NO ME LEVANTES EL TONO NO SOY NINGUNA EMPLEADA TUYA!
—Me desvivo por ti y tú sigues ignorándome.
—Yo te ignoro porque tú no eres el indicado.
—A mi no me señales
— ¡Déjame en paz! Vete, lárgate no me importas estoy enamorada de otra persona ¿¡No puedes entender eso!?
Tomo sus hombros y los sacudo bruscamente.
—Cállate y ámame de una buena vez ¿Qué no puedes entender que YO SI TE AMO? Me pierdo si no estás conmigo tu…tu eres mi todo, lamento haberte hecho lo que te hice, lamento haberte hecho sufrir pero no crees que con esto de la boda ¿Estas siendo dura? Entiéndeme a mi te necesito estoy completamente enamorado de ti si quieres argumentos no me alcanzaría una sola hoja para escribírtelos.
Entiende que tu eres la pieza que falta en mi rompecabezas para que mi vida este completa, mis hijos te extrañan muchísimo. La empresa y mi casa no fue lo mismo desde que la dejaste un año atrás—La miro con los ojos aguados—Elizabeth Evans quiero decirte… quiero decirte que…
—Ya no digas más…
Susurró ella tomando mi rostro uniendo nuestros labios en un dulce y pasional beso. No entendía pero no podía separarme de ella.
—Creo que por fin entendiste la lección.
Sonrío acariciando su mejilla.
—Sí mi lección fue dejarte ir y no volver a buscarte.
—Exacto.
—Pero… ¿Y John?
— ¿Te refieres a esto?
Señalo el anillo, asiento.
—Es de fantasía—soltó una carcajada—no me casare con él, la única persona que fue destinada para ser mi esposo eres tú y no cambiare al destino.
La miro sin entender.
— ¿Quieres una taza de café? ¿Y…hablamos?
—Me encantaría.
Tomamos café mientras vemos la lluvia caer por la ventana reíamos con su plan maléfico. Es así como todo volvió a empezar.