Al despertar la mañana siguiente no me gusto lo que vi. Una muchacha con rostro demacrado con ojeras, sin peinar, con aliento a rayos (ah sí soy yo) me hago una coleta y trato de mejorarme un poco. Mientras me maquillo siento olor a wafless recién calientes.
Cuando bajo las escaleras veo a Nicholas cocinando.
—Buenos días dormilona
Sonrío eso me pareció adorable.
—Buenos días
Tomo el café que está en la mesa
— ¿Qué es todo esto?
—Es una manera de agradecerte por a verme dejado quedarme anoche
—No tienes que agradecerme tu lo hubieras hecho por mi
—Si hubiera sido al revés hubiéramos hecho cosas
Una sonora carcajada salió de mis labios.
— ¿Cómo está tu dolor de cadera?
Vuelvo a reír.
—No te lo creíste ¿o sí?
—Entre creer y no creer ¿Cuál es la diferencia?
Ambos reímos.
—Tengo miedo de acostumbrarme a esto
—No lo tengas tienes que hacerlo
Beso mi frente y empezó a tomar su desayuno.
Es entonces como en una semana pude acostumbrarme a sus risas, su cocina, su limpieza, sus organizaciones.
Siento que nada puede arruinarlo ahora. Es cierto o no el tiempo lo cura todo más cuando uno está acompañado de esa persona especial pero por otro lado me costó mucho aceptar que mis sentimientos hacia él son correctos no quiero hacerlo todo apresurado temo arruinarlo de nuevo.
Cuando salgo del trabajo aquella tarde de otoño un problema nuevo vino hacia mí como ráfaga de viento. Dos autos a la misma altura en uno esta Nicholas esperándome pero en el otro no logro ver quién es. Voy caminando hacia el auto de él sin embargo alguien me detiene.
—Elizabeth
Sonrió mirándome fijamente
— ¿John?
—El mismo.
—Oh por dios mírate—lo abrazo amistosamente— ¿Cómo estás? ¿Qué haces aquí?
—Bueno volví de mi viaje y quise venir a verte me dijeron que no trabajabas mas en tu compañía y averigüe donde estas ahora. ¿Hice mal?
—No, no por supuesto que no hiciste muy bien en contactarme tenemos mucho de qué hablar.
No puedo dejar de abrazarlo John es un gran amigo de muchos años. Quizás no lo menciono nunca pero me hacía mucha falta. Al ver que la cara de Nicholas cambió una idea apareció en mi mente, espero que no sea errónea.
Me acerco a Nicholas hago que camine unos cuantos pasos hacia donde esta mi amigo. Ambos se saludaron como caballeros chocando manos, debo admitirlo es una situación incómoda, pero llego el momento de jugar con Nicholas un poco más.
Él entendió que necesito hablar con John así que dejo que me llevara a tomar algo. (Nota mental: Mataría por entrar a su mente ahora)
Mi nuevo acompañante y yo decidimos ir a un bar a tomar un delicioso café como hace tiempo atrás no hacíamos. Entre idas y vueltas le comenté sobre mi situación con mi ex jefe, no pudo evitar reír.
— ¿Dolor de caderas?, ¿Enserio le dijiste eso?
Vuelvo a carcajear.
—Tendrías que a ver visto su rostro.
—Mira yo estoy dispuesto ayudarte eres mi amiga y te conozco desde hace años
—Pero no quiero hacerte sentir que te utilizo
—Es un favor lo entiendo además te debo muchas con esto saldamos cuentas
Volvió a reír.
—Gracias no se qué haría sin ti. Espera si se
Le pase el número de Sam, ella me lo agradecería. Sonrió tomándolo.
—De nada, ¿Es bonita?
Agarro mi celular y le muestro una fotografía de ella.
—Esa es la más actual que tengo
—Valla es preciosa.
Sonrío
—Sí lo es pero no le hagas daño.
Ambos sonreímos.
No sé porque pero siento que esta ayuda va hacer especial, no solo por el hecho de que John sea mi amigo. Si no que las cosas se van a poner un poco interesantes. Creo que acabo de darle vuelta a la página y la historia se dio vuelta. Estoy siendo un poco malvada pero solo voy hacer lo que una mujer tiene que hacer en una ocasión como esta.