Capitulo 21

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En la mañana voy a la oficina con el rostro cansado obviamente pensando en ella todo el tiempo. 

—Wow. 

Exclamó Sam al verme. 

—No acepto comentario alguno. 

—Solo iba a decirle que tiene una excelente corbata señor

—Sí, claro Sam, claro. ¿Algún llamado? 

—Elizabeth llamó hoy. 

Mi rostro cambió por completo cuando mencionó su nombre. Ella rió.

— ¿Qué dijo? 

—Nada solo quería que cambiarla la cara y lo logré.

—Valla eres buena. 

—De nada señor. 

Entro con una sonrisa a mi oficina pretendiendo que todo está bien otra vez, me siento un extraño si no estoy a su lado completamente perdido pero no puedo rendirme tan fácil ¿O sí? ¿Qué podía hacer? Ya hice todo a mi alcance y sin embargo ella lo eligió. 

Así como ese día una semana entera pasó, necesito encontrar mi camino, y ese camino está su lado. Donde debe ser. Dejo todo como está en la oficina tomando deprisa las llaves del auto. No le di tiempo a Samantha para que diga adiós. Para mi desgracia la maquina estúpida de cuatro ruedas jamás arrancó y pequeños destellos en el cielo tronaron adornando el marco de la situación. 

Estoy desesperado solo quiero hallarla y decirle cuando la amo no me importa que camino elija yo siempre estaré a su lado. 

Empezó a gotear pero cada vez más fuerte cierro mis ojos maldiciéndome a mí mismo todo el tiempo. Golpeo violentamente el volante con mis manos lo abandono y empiezo a correr a toda prisa por toda la avenida. 

Los conductores expresaron su enojo con la bocina debido a que cruce sin mirar. La lluvia empeoró, mi traje parece un trapo de piso todo estrujado, abro la puerta del edificio dirigiéndome hacia el elevador puedo leer un cartel con letras rojas que dice ‘NO FUNCIONA USE LAS ESCALERAS’ 

—Maldición, maldición, maldición. 

Golpeo salvajemente la pared con mis puños. 

—Hey, Hey amigo cálmate arruinas la pintura. 

—No soy su amigo. 

Respondo secamente. 

— ¿A quién buscas? 

Me inclino agitado y un estornudo se me escapa.

—Salud.

—Gracias. 

—No debiste estar bajo el agua te puedes enfermar. 

Alzo mi ceja algo obvio. 

— ¿A quién buscas? 

—Elizabeth Evans. 

—Ella salió. 

— ¿Qué? 

—Sí, la vi subirse en el auto de un muchacho

Encierro mi puño molesto. 

—Iré arriba a esperarla. 

— ¿Subirás las escaleras? 

—No, voy a ir por elevador. 

Respondo sarcástico. 

—Valla parece que quieres a esa chica. 

—Más que eso. 

Fueron mis últimas palabras dirigidas hacia él con agotamiento subo las escaleras agarrándome de la baranda pero con prisa. No importa cuánto tiempo me lleve esperarla lo hare, agitado reviso el numero donde se encuentra su departamento no puedo creer que subí siete pisos por escalera solo por ella. Trato de recomponerme y me siento en el piso al lado de su puerta. Ahora solo me queda esperar a que llegue. 

Tengo un buen presentimiento sobre esto. 

Cabeceo un poco estoy a punto de quedarme dormido cuando de repente escucho voces aproximarse. Al verlos besarse mi corazón se paró en seco de nuevo, bajo la mirada apenado me paro y ella nota mi presencia. 

— ¿Qué…haces aquí todo mojado? 

—Vine a decirte algo que tengo guardado desde hace mucho tiempo. 

Tome sus hombros, la devoro con la mirada, no importaba que su compañero estará allí yo necesito decirle lo que siento ahora.

-Cállate y Ámame-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora