Capitulo 1

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—Recoger traje de la tintorería, Firmar el permiso de reunión, hacer las tarjetas de presentación. Y sobre todo, fingir que no existo una vez más para ti.

Resoplo mi flequillo mientras repaso la lista de tareas de hoy. No tengo otra opción que molestar a mi cuerpo para levantarme. Peino mi cabello en forma ondulada aunque es inútil porque no lo nota. 

Solo soy una especie de “agenda humana”. Mi atuendo esta vez una falda por las rodillas, zapatos tacos aguja color marrón una camisa blanca con botones grises pequeños. 

Mi bolso es más grande que mi cabeza. A veces detesto mi vida pero amo mi trabajo. El desayuno un nutritivo jugo de naranja junto con tostadas acompañadas de una deliciosa rebanada de queso. Tomo mis anteojos de sol, y marcho hacia la oficina, en mi Clío gris. 

Supongamos que este es mi segundo hogar. Cuatro paredes detrás de un escritorio, lo divertido de todo esto la gente se vuelve loca cuando no estoy aquí. Mi mejor amiga se apoya con aire ganador sobre el borde del mismo. 

— ¿Qué te paso? 

Pregunta algo sorprendida. 

—Gracias, buen día para ti también. 

Respondo con sarcasmo. Suelta una carcajada aun notando mi cinismo. 

—Deja de pensar en él, no te merece. 

— ¡Valla! Lo dice una persona cuyas relaciones siempre duran un mes.

— ¿Quieres dejar el sarcasmo? A algunas personas les duele.

Alzo mi ceja y la ignoro. 

—Enserio deja de perder cada minuto de tu vida por él, te volverás loca. 

—No es por él, es por mi trabajo lo amo. ¿Sí? Basta. 

— ¿Amas tu trabajo o lo amas a él? 

—Am…—me retracto—mi trabajo

Respondo seria.

— ¿Quieres cortarla con el interrogatorio? 

— ¡Hay que miedo! 

Sin querer, su fingido tono temeroso me hace reír. Luego de unos segundos ambas lo hacemos. Sam le da el toque extrovertido a esta empresa, aun no entiendo como sigue soltera. Si fuera un muchacho ya la hubiera invitado a salir. Ella es la persona en quien más confió desde que entre a trabajar aquí, alegra mis mañanas. Con eso les digo todo. Acomodo los papeles antes de entregárselos. 

—Valla, enserio me gustaría tenerte en casa todos los días para ver donde dejo el control remoto cuando lo pierdo.

Carcajeo un poco. 

—No es malo observar un poco de vez en cuando, Sam. 

—Sí, también no es malo observar que el muchacho que está detrás de esa puerta es un idiota que no merece tus pensamientos día y noche. 

Abro mi boca sorprendida al ver a alguien detrás de ella, alguien que no tiene que oír eso de ninguna manera. ¿Por qué Sam? ¿Por qué siempre me metes en problemas? Es un secreto tan bien guardado.

-Cállate y Ámame-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora