…El hotel Palace es elegido para la cena de beneficencia. En el sitio hay más de 500 personas, puedo contarlas con la vista. No son de mi gusto este tipo de fiestas y menos sin Marie presente, ella siempre me acompañaba a todos lados, pero tengo que dejar de lamentarme.
Los hombres cincuentones de mi mesa todos hablan de tabacos o de mujeres, todo menos de negocios solo son viejos verdes. Le rechazo a uno un cigarrillo ya que por mi diabetes no me es permitido fumar. Hecho mi cabeza hacia atrás, me gustan muchos las gigantes arañas colgadas con la iluminación perfecta. Pasada la hora y media sirvieron el primer plato. Asado Argentino. Luego Bife a la parrilla con salsa blanca, uno de los hombres barbudos quito mi apetito cuando dijo algo indebido sobre una de sus secretarias. No puedo creer lo que estoy escuchando, jamás le faltaría el respeto así a una mujer mucho menos a mi mano derecha.
Cuando estoy a punto de retirarme una mujer de estatura alta, delgada, no puedo negar que tiene un cabello muy bonito, rubia, sus ojos verdes resaltan gracias al delineador que lleva puesto. Lleva puesto un vestido de Armani color crema con corsé. A decir verdad tiene también buen busto, por lo cual el vestido le calza a la perfección. Al decir verdad su sonrisa me enterneció…
—Hola—me saludó—lamento molestarte pero unas amigas me hicieron una apuesta y si no te saco a bailar perderé la apuesta.
La circunstancia me causó mucha gracia ya que el pretexto para acercarse a mi es original.
—Me encantaría—respondo—pero tengo a mis hijos y necesito verlos.
—Solo será una pieza lo prometo. Por favor enserio quiero ganar esos pendientes.
Su fingida desesperación me hiso volver a reír.
—Si solo quieres bailar puedes pedírmelo, no necesitas escusas.
Sonrío.
—lo siento, es que no sabía cómo acercarme a alguien tan guapo.
Sus mejillas se tornaron algo sonrosadas. Pongo mi brazo para llevarla a la pista de baile, “solo una canción” ¿Qué cosa podría pasar?
—Así que ¿Soy guapo?—me rio un poco alzando mis cejas—no tenía idea.
—Para mis amigas y para mi, si lo eres. Solo que nadie se animaba a sacarte.
— ¿Cómo es tu nombre?
Pregunto con curiosidad.
—Christine, un placer.
—Nicholas.
Nos aventuramos a conocernos en tan solo una pista de baile. Su gracia al bailar me contagio de alegría por un momento. No suelo divertirme en este tipo de fiestas. Cuando quise darme cuenta de la hora son las 12:30 Am como la “cenicienta” debo huir. Me rio para mis adentros. Le digo a Christine que debo marcharme la pobre muchacha puso cara triste por un momento, pero entendió el porqué de mi salida. Saco una tarjeta de mi bolsillo interno y discretamente se la doy me despido con un beso en su mejilla. Su piel es suave tanto como su perfume a vainilla no quiero creerlo, pero creo que me hechizó. Ojala cumpla su promesa de llamarme necesito escuchar su vos de nuevo…
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—Entonces, la princesa besa al sapo y este se convierte en un majestuoso príncipe. Se enamoran al instante al verse a los ojos sus labios se unen en un profundo beso de amor y vivieron feliz por siempre…—cierro el libro— ahora principito debe ir a dormir es tarde.
— ¿Por qué una princesa querría besar a un sapo? ¡Iugh!
Exclamó el pequeño niño con asco.
—Porque uno nunca sabe lo que hay en el interior del otro.
Lo arropo con las sabanas.
—Y si…papa ¿es un sapo? ¿Tú lo besarías?
—Creo que son demasiadas preguntas a la media noche. Es tarde y tú debes dormir.
Trato de evadir la respuesta.
—Respóndeme, ¿lo besarías?
Entonces una vos masculina interrumpió en la habitación.
—Respóndele a mi hijo, ¿tú me besarías?
Lo miro desafiante, enserio no quiero responderla.
—Debo irme. Es tarde George duerme bien.
Beso su cabeza y rapidamente me dirijo a la puerta. Paso por su lado luego él apagó la luz. Me persiguió hasta la sala de estar donde quiero tomar mi bolso apresurada.
— ¿Jaquee duerme?
Afirmo su pregunta.
—Respóndeme, ¿me besarías si fuera un sapo?
— ¿Por qué tanto interés?
Vuelto a rebatir enojada.
—Solo respóndeme y te dejare ir.
—No, no lo besaría—le respondo molesta— ¿ya puedo irme?
Besa mi mejilla tomando mis brazos.
—Ambos sabemos muy en el fondo que eso no es cierto.
Susurró en mi oído, me hiso sentir todo un cosquilleo por todo el cuerpo.
—Buenas noches, nos vemos mañana en la oficina.
Resoplo mi flequillo frustrada. Tomo mi bolso, mi próximo destino es ir a mi casa a descansar. Espero que mis pensamientos no me desvelen otra vez con él.
Salgo de allí recordando la frase que Nicholas me dijo al oído “ambos sabemos muy en el fondo que eso no es cierto” quedo como disco grabado en mi cabeza, no puedo dejar de pensar en que miro sus labios cuando habla, no puedo dejar de pensar en el sonido de su suave vos. Su vos me vuelve loca. De repente, escucho una bocina sonar con frecuencia detrás de mi Clío sin darme cuenta tengo el semáforo en verde así que es mi turno de pasar. Hago juego de luces por mi disculpa, finalmente arranco. ¿Cómo Nicholas puede distraerme así de fácil?
Comienzo a sentir un fuerte dolor de estomago al entrar en mi departamento es como si un camión me pasara por encima, voy al baño urgente sosteniendo la parte dolorida. Me siento hinchada de golpe. Demonios no hoy, no hoy.
Con una fuerte puntada en la zona de mis ovarios, pude notar que mi menstruación llegó. Voy a la cocina a tomar un calmante para que me deshinche junto con un té de tilo luego me dirijo hacia el baño a darme una rápida ducha. Eso siempre calma mi hinchazón, luego me higienizo y reemplazo la parte interior sucia por una nueva. Me pongo un flojo camisón para estar cómoda al dormir prendo el aire a temperatura ambiente, no basto para poner mi cabeza en la almohada y dormir en profundos sueños con mi ‘sapo encantador’.