4. "bruja"

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Ambos demonios subieron a la habitación principal del segundo nivel, KyungSoo también había subido unos minutos antes que ellos dos. Se sentía perdido, la casa era verdaderamente enorme, parecía que habían miles de puertas en el segundo nivel y en las cinco primeras que había abierto no encontró más que parejas teniendo sexo.

—Dios mío.—se quejó al momento en que su zapato se enredó con un pedazo de tela, que resultó ser ropa interior de mujer.

Sus ojos paseaban de un lado a lado, iba de puntitas para no molestar a ninguna de las personas que estuvieran ahí. Unas voces llamaron su atención, se acercó con sumo cuidado de no hacer ningún ruido detectable.

Eran ellos dos.

—Tengo hambre maldición.—dio un fuerte golpe contra la pared, su puño la atravesó por completo.

—Asmodeo cálmate no querrás asustar a nadie, no hoy. Sé que necesitas fuerzas pero por lo que más quieras, no hagas un espectáculo.

¿Por qué le decía Asmodeo? KyungSoo inclinó su cabeza, para escuchar más de cerca.
—Tráeme una chica.

—Ya, detente por favor.

—Espera.—tragó saliva—Qué sean tres.

Se sorprendió de inmediato, ligeramente sin querer empujó la puerta haciendo un ruido que asustó a los tres, ni lento ni perezoso salió corriendo por todos los pasillos del segundo nivel, bajó por las escaleras incorporándose a la fiesta, por puro milagro visualizó a YoungSeok en medio de varias chicas sentado en un sofá.

Fue directo hacia él y lo levantó tomándolo del pelo. —¡Auch! Duele, duele, duele.

—Te busqué como loco. ¿Dónde diablos estabas?

—KyungSoo.—dijo alguien atrás de sus espaldas, lentamente se dio la vuelta quedando frente a frente de la persona que lo había llamado.

—Si me permiten, me voy.—indicó YoungSeok, KyungSoo lo tomó del cuello de la camisa y lo apretó— Y ya regresé.

—¿Qué haces aquí?

—YoungSeok me invitó.

—¿Qué? A mí no me mires, yo no fui.

—Bueno, me autoinvite, Jeung se dio cuenta que escaparon y me mando para cuidarlos.

—Bien te puedes ir. No necesito una niñera, peor si la niñera se trata de alguien como tú.

BaekHyun se cruzó de brazos.—¿Y perderme de esta gran fiesta de mortales pecadores? Sin duda, me voy a quedar.

—No digas esas cosas aquí, porqué los dueños son ateos.—le susurró al oído

—No me digas.

—Es en serio, conocí a uno de ellos y fue lo primero que me dijo, que las referencias religiosas están prohibidas en esta casa.

—Si supieras lo poco que me importa lo que ese tipo diga.—espetó BaekHyun.

—Solo ve por ahí a pasar el rato mientras YoungSeok y yo vamos al baño.

El rey de la lujuria. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora