2. Lo necesito.

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Community Southwest 11:56 P.M, Barthley.
Hazme un favor y mándale saludos a mi padre, es de su hijo favorito.

Sus movimientos de defensa eran absolutamente inutiles frente al demonio, las manos seguían situadas alrededor de su cuello, estrujando poco a poco los huesos y obstaculizando el paso de oxígeno. Sus ojos tenían un brillo singular, la fascinación de ver un alma desvanecerse no tenía precio, más aún si esa alma tenía muchas deudas por pagar. El hombre dejó de respirar, con lentitud empezó a bajar el peso muerto que tenía sostenido contra las sucias paredes de ese callejón.

—Malditos humanos.

—Asmodeo, estás rompiendo las reglas. ¿Estás al tanto de eso?—se cruzó de brazos enfurecido de la muerte a manos de su hermano menor.

—Para ti mi nombre es Kai. Estamos en el mundo humano, se supone que debemos usar el nombre asignado por nuestro padre. Mi querido hermano, ChanYeol.

ChanYeol rodó los ojos.—Odio mi nombre mortal.

—A mí me da asco escuchar mi nombre salir de tu boca.

—Papá no quiere que te metas con sus asuntos de esta forma.

—Sorpresa para ti, papá me dejó venir al mundo humano para divertirme un poco.—tiró el cuerpo al suelo— ¿Y sabes qué? Me la estoy pasando de lo mejor, así que no seas fastidioso.

—Matando humanos.

—Es lo que quiere papá. Es divertido.

—Es lo que tú quieres, está mal.

—¿Acaso me estás dando clases de moral?—preguntó en un tono burlón— ¿Cuánto tiempo llevas aquí arriba? Debe ser bastante, considerando tu inútil sentido de querer inculcar en un demonio el bien y la justicia.

—Tampoco es lo que piensas.

—Hago lo que papá desea—continuó—. Sólo me encargo de recoger las almas que él me pide, así que si no quieres ser la próxima sólo no te metas conmigo.

ChanYeol relamió sus labios resecos por el viento frío.—Un demonio no tiene alma.

—Pero tiene una debilidad. Me pregunto cuál es la tuya. ¿Tus riquezas? ¿Tus mansiones?¿Alguna basura humana? —ChanYeol permaneció en silencio otra vez, Kai se tiró una carcajada— Es lamentable tu situación, te estes endulzando por estas escorias.

—No deberías escupir hacia arriba hermanito, porqué todo lo que sube baja.— le dio la espalda, había visto lo suficiente— Tarde o temprano tendrás una debilidad, y no sabrás que hacer con ella.

Desapareció por la espesa niebla de la fría noche. Kai dio un vistazo a la persona muerta a sus pies y se sintió mejor, él ha venido al mundo para causar caos y tener sexo, mucho sexo. Arregló las mangas de su camisa y comenzó a caminar por las solitarias calles del lugar.
Silbido tras silbido, entonaba la canción que escuchó en un bar con temática sólo para mujeres. El recuerdo le vino de golpe, los redondos y grandes ojos de aquel inocente chico que lo miró asustado e intrigado, incluso el dolor que le causó tocar un poco de esa inmaculada piel blanca, logró que se estremeciera por completo.

—Oh.

Detuvo el paso, empezaba a odiar las reacciones que tiene los humanos ante cualquier situación, y es que son tan variadas que no sabrías cual es la siguiente, bajó la mirada a sus pantalones.

¿Se había excitado con tan solo el recuerdo de esos labios rosados y carnosos? O, ¿sería por esas manos tan delicadas? Tal vez fue el recuerdo de esa piel deseosa de que alguien por fin pudiese degustar de ella. Cerró con fuerza sus ojos, necesitaba saciar su deseo. A unas cuantas calles estaba un club nocturno, estaba seguro que ahí lo lograría. Entrar al local fue fácil, hacer que las personas hagan lo que él quiere es pan comido, dentro del lugar se encontraba el paraíso mujeres desnudas sobre las mesas, hombres también, dinero de por medio, alcohol de todo tipo, drogas, sexo en las mesas y violencia.

El rey de la lujuria. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora