7. Dulce pecado consumido.

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Confuso pero cautivante. Los labios de KyungSoo sabían tal —o aún mejor— de lo que hace días había imaginado. Esos carnosos labios tenían el sabor similar a todos los pecados carnales que alimentaron su demoníaca alma durante veinte largos años, todo ese placer fue consumido con delirio y pasión. Ambos mantenían sus ojos cerrados disfrutando del erótico momento, KyungSoo tenía miedo de abrirlos pues no sabía en que problema se había metido —o tal vez sí—, y muy en el fondo no quería aceptar lo mucho que disfrutaba y había deseado también este momento. Sin previo aviso y sin haberlo tenido en mente, Kai levantó a KyungSoo del sofá de un jalón haciendo que este abriera los ojos sorprendido. Sus piernas cómo si ya supieran lo que Kai tenía en mente, estaban enrolladas en la cintura del demonio y tan sólo con mirarse fijamente por unos segundos, ambos aceptaron con facilidad lo que estaba por venir.

Lo colocó en la cama delicadamente, él empezó a desvestirse mientras KyungSoo lo miraba de pies a cabeza deleitando su vista con el bien esculpido e impresionante cuerpo de Kai, tragó saliva al momento en que esté regresó desnudo para tomar posición encima de él.

—Así se siente el cielo. —Susurró cuando tenía los labios de Kai besando su cuello. Kai se detuvo para darle una mirada y alzó una ceja divertido.

Con destreza le sacó la camisa, los pantalones y por último sus calzoncillos. Sus ojos brillaron ante el panorama del inocente de piel blanca jadeando y esperando ser embestido, tenía esos ojos marrones, cálidos y penetrantes que empezaban a volverlo loco. KyungSoo sentía como del cuerpo de Kai emanaba un calor tan excitante que aceleraba su corazón y empezaba a poner su entrepierna erecta, lo ponía muy sonrojado y tímido el reconocer que encontraba excitante cada parte del cuerpo de ese hombre.

Ambos se encontraban desnudos, dándose besos salvajes, empezó a bajar beso tras beso hasta llegar a su ombligo, le dedicó una sonrisa pícara de lado; se levantó solamente para darle vuelta y dejar toda su parte trasera visible y preparada para el momento en que empezará a ser penetrada, se impresionó un poco al ver que en su espalda habían distintos tipos de tatuajes.
KyungSoo se encontraba boca a bajo con la respiración agitada, sus manos extendidas enrollando las sábanas entre sus dedos, nunca en la vida hubiese imaginado terminar en la cama de otro hombre mordiendo almohadas y sintiendo arrancar los hilos de las sábanas, pero aquí estaba, había caído completamente.

La sensación de las manos de Kai sobre sus glúteos hicieron que se sonrojara un poco más, era obvio que estaba siendo muy cuidadoso con él, posicionó sus manos sobre estás para abrirlas un poco, Kyung al principio sintió un poco incómodo sentir el dedo dentro de él, mordió sus labios y frunció el ceño cuando el segundo fue introducido, se quejó un poco pero Kai supo tranquilizarlo pegándose a él y dándole un masaje en sus partes íntimas con la mano que le quedaba libre, Kai deslizaba su mano de arriba hacia abajo, disfrutando de cada centímetro y de cada gemido, cuando finalmente sintió que estaba listo sacó sus dedos.

—¿Listo? Iré despacio.

KyungSoo empezó a dudar en seguir con esto, tenía miedo de lo mucho que dolería. —Si soy honesto no creo que..

La primera embestida, Kai sonrió, él no permitiría que se arrepintiera de este momento, tal vez mañana o en unas horas pero de tenerlo lo tendría y no pasaría de esta noche. El chico mordió sus labios para evitar soltar un gritó de dolor por la sorpresa que la había dado, sus ojos se llenaron un poco de lágrimas y dejó de apretar las sábanas, Kai se detuvo un momento al sentir como KyungSoo se mantenía rígido.

El rey de la lujuria. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora