16. Abismo mental.

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Se despertó de un sueño tan pesado, parpadeó varias veces hasta lograr enfocar su mirada en un solo punto. La cabeza le latía con fuerza, luces cegaban sus ojos por cortos segundos hasta que después de un tiempo en silencio y sin hacer ningún tipo de esfuerzo, logró reconocer el lugar.

—Es la ciudad donde vivía.—susurró mientras se ponía en pie, al parecer se había quedado dormido en una banca oxidada.

KyungSoo examinó las calles en ambas direcciones de punta a punta, no lograba percibir una tan sola señal de vida en todo el lugar —más bien parecía una ciudad fantasma—. Caminó hasta llegar a una señal que indicaba la parada del autobús y logró escuchar a la distancia risas de unos niños detrás de él, al darse la vuelta no encontró nada más que el viento pegando contra su cara.

Suspiró y siguió caminando, sus pasos creaban un fuerte eco que recorría por las afueras de las paredes de todos los negocios que se encontraban a ambos lados de la carretera, sonrió al pasar por una vieja tienda de comics, levemente tenía en sus recuerdos el haber amado las tiras cómicas.

—¿Buenos recuerdos?

Sin pensarlo demasiado, y dejándose llevar por esa melodiosa voz, se volteó con discreción para ver la cara de la persona que estaba hablando a sus espaldas.

—Kai.—el chico sonrió y su corazón cálidamente se tranquilizó al verlo ahí de pie.

—Mi dulce pecado.—sonrió de una forma en la que solamente él podía hacerlo, brindando al mismo tiempo una sensación de inquietud y tranquilidad.

Del otro lado del abismo mental, el arcángel Hyun Joong miraba a su hijo quien tenía más de cinco horas de haber caído en un profundo sueño, no se inmutaba con ningún tipo de estímulo, tampoco el haberle estado gritando al oído sirvió de algo, parecía que estaba en un tipo de coma.

—¿No está muerto, o si?

—No. No seas estúpido Hyun, el chico está ordenando todos sus recuerdos, no es nada grave. ¿Quién te manda a utilizarlo como plan de reserva para tu ataque? Me sorprende el hecho de que siga vivo después de todo lo que ha pasado —frunció el ceño— pobre chico, debe estar sufriendo una batalla interna infernal.

—No te pago para que me des lecciones de lo que está bien o está mal, ten cuidado de lo que sale por tu boca —miró a KyungSoo—, él estará bien, después de todo tiene sangre de arcángel corriendo por sus venas.

—También sangre humana.

—¿Qué prevalece en todo bruja? ¿Lo humano o lo celestial? —tomó una bocana de aire y al mismo tiempo la soltó—. No tiene que tardar más tiempo con su supuesta batalla interna.

—Eso no lo decide él.

—Me importa un carajo lo que él decida. —elevó un poco el tono de voz, cruzando sus brazos se acercó a la puerta con la intención de abandonar la habitación— Si este chico no despierta para cuando regrese, lo mataré. Lo que no sirve, estorba.

Dejó ir un fuerte golpe a la puerta cuando salió de la habitación, dejando a la bruja a solas con el pobre KyungSoo.

—Pobre niño.—se acercó y poso una mano sobre la frente del chico— Espero logres separar tus recuerdos reales de los ficticios.

Con todas las fuerzas que tenía en su pequeño cuerpo, corrió en busca de los brazos de aquel hombre que lograba hacerlo sentir seguro y a salvo en todo momento y en todo lugar, pero por más que sus piernas corrían, KyungSoo sentía que Kai cada vez se alejaba más y más, nunca lograba alcanzarlo, cuando se sintió cansado paró.

Kai se tiró una carcajada. —¿Qué sucede? ¿Te das por vencido?

KyungSoo respiraba entrecortado, cansado de haber corrido con tanta fuerza, abrió ligeramente su boca para soltar una pregunta que posiblemente no tendría respuesta.

El rey de la lujuria. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora